TERROR EN LA DERECHA

No se siente miedo sino terror en la derecha intransigente que ha enardecido más sus odios contra el gobierno e incita a una rebelión sistemática contra las instituciones. No podemos olvidar que Gustavo Petro hoy no es candidato sino el Presidente de los colombianos, asì los poderosos de este país no se sientan representados por él. Las mayorías electorales de 2022 le dan un título legítimo para ejercer el poder y buscar por todos los medios cumplir el programa de gobierno que votamos los colombianos para este cuatrienio. Los nuevos acontecimientos que reviven el escándalo de Odebrecht, una de las más espantosas tramas de corrupción entre sector privado y público, han ratificado que la antigua democracia se sostenía sobre dineros ilícitos, aceptados de manera tranquila por los dirigentes de la derecha gobernante.

Fueron millones los que se movieron en las anteriores campañas y que entraron al torrente de las tesorerías políticas sin que el Consejo Nacional Electoral hiciera nada y sin ninguna reacción de los organismos de control y la Fiscalía, que debieron iniciar de oficio investigaciones de todo tipo, para esclarecer el mayor desafío a los electores, que resultamos entrampados por la clase política que todavía se ríe de nuestra ingenuidad. Mientras unos dirigentes guardan silencio el gran elector desde 2002 hasta la fecha apenas musita que le da rabia y tristeza que le parten el alma. Pero no habla de restablecer los derechos conculcados a los colombianos, devolviendo los honores que arrebataron a la democracia con concejales, diputados y congresistas espurios. Una Senadora de esa misma derecha dice frente al inmoral suceso que “uno no es dueño de la conducta de los demás”. Y seguramente lo expresa porque perdieron, pero si hubieran ganado estarían negando todo y habrían disfrutado del poder hasta el final del mandato. Por el contrario frente al actual gobierno quieren imponer los delitos de sangre. Además pregonan “cambio sí, pero no asì”.

A la derecha que gobernó al pais hasta el 7 de agosto del 2022 le ha faltado honradez, integridad, decencia, lealtad y rectitud, para reconocer que todo el programa del presidente Petro se fundamenta en una propuesta novedosa para corregir los males que evidencia Colombia, desde la pobreza extrema, hasta el monopolio de la riqueza estatal y de la contratación pública, en manos de quienes usan el dinero del Estado como caja menor de sus ambiciones personales y familiares. Desde el actual gobierno hay que probar con hechos que se puede gobernar sin robar y que tanto dinero público, si se invierte bien, acaba con las necesidades básicas insatisfechas de los más pobres y lleva a las mayorías excluidas a planos de igualdad y justicia social. No hay que desfallecer frente a las críticas infundadas ni frente a las mentiras y calumnias de las fuerzas opositoras. El poder que da el pueblo es para gobernar en beneficio de quienes más necesitan apoyo institucional.

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