JUSTICIA Y POLITICA

La impresión que está dejando la justicia en la Administración Barbosa es que la política puede orientar las decisiones que deberían ser imparciales y justas. Igual pasa con la fuerza pública: jamás en la historia del país se había visto que exmilitares de alto rango se lanzaran a la política para enfrentar al gobierno en funciones. Lo han hecho en las regiones para obtener gobernaciones y alcaldía en la historia reciente pero nunca para estigmatizar un cambio de ideología. Cuando un exdirector de la Policía Nacional se lanza a la Alcaldía de Bogotá y dice que lo hizo porque allí jamás volverá un Petro está demostrando cómo ejerció su cargo en la fuerza pública, y qué clase de odio lo movió cuando portaba su uniforme. Es muy grave lo que han hecho los gobiernos contemplando a la fuerza pública no como responsable de la vida, honra y bienes de todos los ciudadanos sino como punta de lanza de un partido, claramente del centro democrático y de la derecha recalcitrante que gobernó a  Colombia durante 223 años.

Quienes estudiamos el derecho y lo hemos enseñado sabemos que no hay justicia perfecta. Pero que tampoco se puede permitir que los jueces se exhiban con posturas ideológicas o de amistad hacia determinadas agrupaciones sociales, económicas o partidistas. Si eso fuera posible, es mejor recoger la democracia y marchar hacia otros destinos. Y lo más grave es que dentro de la justicia se han cometido graves equivocaciones. Es el caso del juicio contra Sócrates, acusado de impiedad y de corromper a los jóvenes. La acusación era “creer en otras cosas demoníacas nuevas”. Pero Platón describe a Sócrates como un hombre virtuoso e inteligente. Negar en ese tiempo a los dioses tutelares era peligroso teniendo en cuenta la unidad entre gobierno y religión. Los líderes de los tiempos de Sócrates veían las enseñanzas del filósofo como un peligro para el régimen. (Consultar https://scielo.conicyt.cl/pdf/atenea/n491/art05.pdf). Por eso se llega a afirmar que el juicio tuvo un trasfondo político.

Otros casos famosos de equivocaciones judiciales fueron el de Jan Hus, por presentar ideas que contrariaban la fe cristiana; Juana de Arco, acusada de herejía; Giordano Bruno, que defendía el nueva ciencia y el conocimiento científico; Galileo Galilei, por defender una tesis diferente a la de las escrituras sagradas; Miguel Hidalgo, por promover la insurgencia popular; Alfred Dreyfus, acusado falsamente de alta traición; y Oscar Wilde, por “flagrante indecencia” acusado de actividades sexuales como la sodomía. (Consultar: https://lpderecho.pe/doce-juicios-cambiaron-historia/). La justicia intoxicada por la política y por el poder es funesta para el debido proceso y para garantizar la presunción de inocencia de las personas. Todos estos antecedentes para prevenir al pueblo sobre la impunidad para unos y la arrogancia de la justicia para otros. Mientras a unos los enjuician públicamente a otros los protegen y los cuidan en cuarteles militares o los dejan defender en libertad. De allí que el Pacto Histórico haya pedido  “garantías e imparcialidad” en el trámite del proceso judicial contra Nicolas Petro. En casos como este los operadores de justicia deben ser autónomos e independientes, respetando los derechos de los imputados o enjuiciados.

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