INVENTANDO HISTORIAS

El periodismo como todas las profesiones tiene unas finalidades históricas y éticas. Pero esta particular carrera ofrece un campo en la modernidad que sobrepasa a las demás áreas de la investigación: el periodista puede inventar historias para entretener a la gente mientras la realidad va caminando por su propio sendero. El periodismo moderno no está reseñando la realidad del momento; por el contrario, está construyendo imágenes irreales, cuando no mentirosas de lo que pasa a nuestro alrededor. Su papel se ha reducido a generar notas para atraer y entretener a un público que cada vez se vuelve más obsceno con las noticias.

Por ejemplo, los instrumentos excepcionales que trae la Constitución de 1991 como la guerra exterior, la conmoción interior y la emergencia económica y social, que para la derecha es usual que los Presidentes de sus convicciones ideológicas las usen, hoy se ven como instrumentos de una dictadura en ciernes. Se han declarado por los menos 10 emergencias, por presidentes de derecha, pero hoy el Presidente Petro declara la certeza de la misma figura y se convierte según sus críticos en una forma de eludir el paso por el Congreso. Ya no es aceptable que un Presidente de izquierda la utilice porque ¿quién sabe qué hará? Y claro, los periodistas que están contra el actual gobierno hacen el coro, sí, ¡qué no hará con tanto poder!

De la misma manera los periodistas ocultan la verdad. La Contraloría ha venido divulgando los últimos días que ha encontrado en el pais “elefantes blancos” por valor de $15 billones. Pero no identifican a los autores, ni los lugares, ni las fechas de inicio de las mismas, ni   los contratos. Callan parcialmente. Pero el silencio se orienta a que el ciudadano del común crea que esas obras inconclusas son del gobierno de Gustavo Petro que apenas empezó hace un año. La verdad parcial es una gran mentira. Por eso al periodista se le exige la verdad y la imparcialidad como principios del ejercicio de su oficio o profesión.

Otra forma de denigrar del Gobierno del Presidente Petro es decir que se ha dedicado este año a cambiarlo todo con leyes o actos legislativos. Pero que sus resultados no se ven. Cuando ha ocurrido todo lo contrario. Pero Colombia es un Estado social de derecho. Se gobierna con la Constitución y la leyes. Las que no sirven hay que cambiarlas y por eso se ha tomado el tiempo necesario. La oposición no discute pero deja las sillas vacías en el Congreso y abandona el cumplimiento de sus funciones para decir que Petro fracasó. Pero esos mismos periodistas no  ven la cantidad de mujeres que han llegado a los altos cargos del Estado. La inclusión de afrodescendientes, miembros de la comunidad LGBTIQ+ en posiciones de responsabilidad. Los cambios de fondo en la fuerza pública, que dedican su tiempo a cuidar a los ciudadanos y no a masacrarlos con falsos positivos. Los apoyos en subsidios para alimentación, vivienda y educación. Algo no visto en las cantidades que hoy evidenciamos. La derecha ansía el poder no para apoyar a los más necesitados sino para enriquecer más a los ricos de Colombia como siempre lo ha hecho.

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