NEGOCIOS Y POLITICA

La decisión del Partido liberal de no acompañar al Gobierno del Presidente Petro en la aprobación de la reforma a la Salud, amerita que este partido se retire del gobierno. No es entendible que según el estatuto de la oposición los partidos que se declaran de gobierno deberían ser solidarios con el programa del presidente en funciones, sigan disfrutando de los cargos de representación política en todos los niveles de la administración, pero sacando del contexto aquellas actividades que son negocios para algunos de los asociados a esa colectividad. Deja muchas dudas esa actitud, pues los colombianos entendemos que negocios y política deberían dar lugar a conflictos de intereses específicos, porque los aportes a las campañas partidistas  de los dueños de las EPS no pueden frustrar los anhelos de cambio de las mayorías que votaron en las elecciones del 2022, dando una victoria clarísima al ganador.

Infortunadamente la historia ha demostrado que los procesos electorales desde la antigüedad han sido permeados por el dinero de los poderosos que compran conciencias para que se respeten sus inversiones en empresas o negocios de buena o mala procedencia. Por eso en la reforma política se había propuesto dejar la financiación de las campañas con recursos públicos para que, de manera exclusiva, fueran los dineros del Estado los que soportaran los gastos electorales, manejados por el organismo competente. Eso iba a impedir que dineros de la corrupción, o del delito, pudieran infiltrarse en la voluntad de los electores para desviar la decisión del pueblo por simples canonjías económicas, pero en contra de su derecho a la vida, al trabajo, a la salud y a los demás derechos económicos, sociales y culturales.

El gobierno debería buscar otros socios, más leales al programa que se votó y ganó en las urnas. No se trata de violentar la voluntad de los asociados de la coalición de gobierno, pero sí de ser coherentes con la victoria lograda después de 220 años de permanecer bajo los postulados filosóficos y normativos de la derecha recalcitrante y excluyente, que solamente piensa en los beneficios del capital, pero nunca en la dignidad de la persona humana y en su valor como primera especie de la naturaleza universal. El cambio de fondo que fue ofrecido no puede frenarse porque una colectividad desconozca sus compromisos como partido de gobierno, por el contrario, debe tomarse como una alerta temprana para corregir a tiempo el rumbo de los acuerdos que necesita Colombia para salir de la pobreza y la desigualdad.

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