RENOVACION POLITICA

Los signos de los tiempos exigen que los dirigentes aprendan más sobre el mundo moderno y sean cambiados para que las sociedades tengan un mejor futuro. Las generaciones milenarias del pasado dieron ejemplo de estas maniobras de transformación. Los jóvenes iban a la guerra y manejaban los asuntos de las tribus o ciudades, los ancianos eran los grandes consejeros. En Grecia y en Roma solamente los ricos y algunos dirigentes excepcionales permanecían al mando de tropas o tomando decisiones. Luego, se recogían a sus cuarteles de invierno a terminar bien sus vidas. En Colombia los políticos no se quieren ir y por eso las elecciones son claves para sacarlos del poder.  

La Corte Constitucional ha venido explicando en diferentes sentencias el papel de los jóvenes porque “Si las y los jóvenes conocen sus derechos fundamentales y se generan mecanismos de garantía efectivos, se está dando un gran paso para la generación de una política pública de juventud integral, superando la ausencia de un marco normativo garantista y con recursos suficientes para el cumplimiento de los derechos. Razón por la cual, se hace necesario revisar la institucionalidad de manera que tenga la capacidad de asumir los retos que afrontan las juventudes con recursos tanto financieros como humanos, partiendo del reconocimiento de las y los jóvenes como sujetos de derechos y como actores estratégicos del desarrollo y no únicamente bajo los lentes del proceso de estigmatización y marginalización al que son constantemente limitados.

Se entrega un mayor protagonismo a nuestros jóvenes como ciudadanos, sujetos de derechos y personas con un gran potencial para desarrollar su proyecto vida y aportar al desarrollo del país, a partir del reconocimiento de su autonomía, diversidad, capacidad para participar y acorde con conceptos internacionalmente aceptados en relación con la juventud; de igual forma con la validación de una Política de Juventud con visión de largo plazo e instrumentos para su cabal ejecución.”(C-862/12). Cada generación tiene el derecho de revisar las normas que los rigen y adecuarlas a su forma de vida.

Los dirigentes que han mantenido el poder durante estas dos centurias no han entendido estos diseños institucionales, ni los han promovido, pues los adultos quieren dirigir la vida de todos con instituciones dominantes cuyo apoyo fundamental es la fuerza de las armas y el control legal con normas punitivas. Es hora de tener otro enfoque dentro de un marco conceptual, social y metodológico, basado en estándares internacionales de Derechos Humanos que integre la normativa, principios y lineamientos del Sistema Internacional de Derechos Humanos en la legislación, planes, programas y proyectos para dar cumplimiento a las obligaciones del Estado de prevención, promoción, protección y garantía de las libertades. Esta es nuestra mejor oportunidad para cambiar el paradigma de que toda manifestación popular se resuelve con represión y no con ajustes sociales, económicos y culturales del modelo existente, de acuerdo con las exigencias de una sociedad progresista y avanzada. El Pacto Histórico de Petro es mucho mejor que la Liga Pretoriana de Hernández.

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