La última encuesta publicada por la firma Yanhaas debe tener con vértigo a la derecha colombiana, a los empresarios que viven de los contratos del Estado, a los clanes políticos y a los politiqueros que se reparten el presupuesto público. El resultado da como ganador a Gustavo Petro en la segunda vuelta presidencial, con una diferencia importante; obtendría 45% de la votación, frente al 35% de Rodolfo Hernández, (10% de distancia electoral) cumpliéndose así todas las predicciones que no pudieron modificar los grupos económicos a base de resultados de tracking, que pretendían usar un método casuístico a cambio de encuestas serias y aterrizadas.
Todo el Uribismo opositor a Gustavo Petro líder del Pacto Histórico, se fue a respaldar a Hernández en el entendido de su pasado de amistad con el expresidente y, además, porque la furia de las huestes en contra del cambio solamente tiene en la mira “no dejar que Petro sea Presidente” a cualquier costo. Incluso entregando la dignidad política que otrora se estampó en las camisetas de ese partido que tuvo el gobierno durante 4 periodos presidenciales. Un desafío a la inteligencia de los colombianos que entienden que Petro no es guerrillero, es un ciudadano con todos sus derechos políticos, que fue amnistiado con todas las reglas jurídicas del Estado colombiano, su trayectoria social hoy es limpia y su objetivo es rescatar a Colombia de las mafias que se han apoderado de los dineros públicos en beneficio personal. La amnistía extingue la acción, la responsabilidad y la sanción penal.
La responsabilidad de los jóvenes y de las mujeres es muy grande en esta etapa de las elecciones cuando de manera definitiva se van a desalojar de todos los niveles de la administración pública a los saqueadores de los recursos de los más pobres, para entregarlos, ahora sí, a quienes verdaderamente los necesitan. No creo que los empresarios honrados y trabajadores deban temer por el cambio de ideología y de modelo económico, pues ellos seguirán aportando a los más necesitados, en cumplimiento de los principios básicos señalados por nuestra Constitución que instituye la República como un Estado social de derecho. Tendremos más salud, educación y empleo; menos despilfarro, más austeridad, menos violencia y paz completa, estable y duradera.
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