Si fuéramos a discutir un parámetro desde el cual mirar nuestras decisiones, por fuera de los afectos y los odios, me parece que estamos ante la disyuntiva de si es mejor tener a un economista o a un ingeniero al frente del carro del Estado. Algunos piensan que los problemas de hoy son económicos y, por tanto, debería escogerse al economista. Por otro lado, piensan los críticos, el país ha tenido buenos niveles de desarrollo en infraestructura, dejando rezagados los derechos de las personas lo que refuerza el argumento. La llegada de un ingeniero a la Casa de Nariño no resuelve el tema crucial: ¿para qué se calificó la República como Estado social de derecho? La decisión que deben tomar la mayoría de los ciudadanos no es de poca monta y de ello dependerá la suerte futura del país. Pero en el avance de la infraestructura un buen Ministro de Transporte puede resolver el tema de la terminación de las obras que deja iniciadas el actual gobierno.
Hay dos teorías que se imponen en las luchas modernas por la función del Estado: la primera busca que el Estado intervenga de manera más profunda en la reglas del mercado; la segunda, pide que el mercado se autorregule y que se deje al libre albedrío que esas fuerzas compitan y generen reglas propias de la dinámica económica. En cuanto al Estado, ambas teorías tienden a ver con recelo cualquier función que este desempeñe, ya que “el poder para hacer el bien es también el poder para perjudicar” (Friedman,1962: 15). Admiten, eso sí, que debe establecer las leyes básicas de la sociedad, velar por su cumplimiento y crear un marco en el que las empresas puedan competir libremente entre sí (Stiglitz, 1993: 191). Se acepta pues que el Estado debe determinar las reglas de juego, aun cuando el ideal es dejar actuar al mercado para que “reduzca el número de cuestiones que hay que decidir por medios políticos y, por lo tanto, minimiza la participación del gobierno en el juego” (Friedman, 1962: 30)(Ver enlace sobre este punto: https://revistas.icanh.gov.co/)
Por su parte Barack Obama en su lucha por la Presidencia de los Estados Unidos enfrentado a Mitt Romney cuando éste expresó que había trabajado en el sector privado y que eso lo hacía más competente para el cargo de Presidente le respondió: “Su prioridad es maximizar las ganancias y eso no siempre va a ser bueno para las comunidades, las empresas o los trabajadores (…) Cuando eres Presidente, en contraposición a la cabeza de una firma de capital privado, tu trabajo consiste en asegurar que todos en el país tengan un oportunidad justa”, aseguró Obama. Esas experiencias muestran que cuando se trata de escoger profesiones debe preferirse, en nuestro caso, la que más afirme el sentido social y la defensa de los derechos de las personas. El Ingeniero Rodolfo Hernández tendrá sus méritos vendiendo casas y lotes con servicios, pero la prioridad de Colombia es la paz, la eliminación de la pobreza y el aumento del empleo productivo. Esa tarea la puede hacer mejor Gustavo Petro como Economista para orientar los recursos del presupuesto hacia programas sociales efectivos y que eleven el nivel de vida de los estratos 1,2,3 y 4 que son los más golpeados por la pandemia y por decisiones gubernamentales equivocadas.
Se el primero en Comentar