Fracasó la derecha colombiana en el propósito de quedarse con el poder del Estado por otros cuatro años. Fue una lucha llena de adversidades, de fraudes comunicacionales, insultos y desprecio por los humildes. Según la derecha el candidato del pacto histórico no pasaba de ser un simple “exguerrillero” para sus publicistas detractores. Se les olvidó que es un ser humano, un profesional de la economía y un amnistiado con las reglas de juego del sistema jurídico de la patria. Esa derecha que hoy denigra y agravia, es la misma que en 1970 se quedó con el poder trampeando el resultado de manera frontal, sin importarle las consecuencias institucionales. Allí nació el M19, integrado por jóvenes llenos de ilusiones que veían nuevamente truncadas las oportunidades de vida.
El reparto público que hacían liberales y conservadores del poder se impuso asesinando también a Jorge Eliecer Gaitán, después a Luis Carlos Galán a Carlos Pizarro y a miles de inocentes que integraban la UP y los partidos disidentes de la ideología gobernante. El resultado es inobjetable (11.279.917 de Votos, 50.45% del total anunciado) y nada pueden decir contra los millones de votos dejados en las urnas por los desposeídos, los afrodescendientes, los campesinos, los desheredados urbanos, las comunidades LGBTIQ+ y aquellos que han sido discriminados como vagos, chusma y hasta basura con Petro.
Ese 5% de privilegiados que solamente defiende sus propios intereses y no los de la sociedad, ahora piensan en todas sus tropelías y si les van a cobrar de la misma manera, con procesos espurios o quitándoles lo que tienen. Pero todos esperamos que a Colombia retorne la paz y que las venganzas y los ataques personales cesen, que la derecha se dedique a lo que le corresponde que es hacer oposición y control político para que todas las decisiones del nuevo Presidente se tomen dentro de la ley.
El cambio era necesario y especialmente por la necesidad de recomponer la ética pública, porque los recursos del Estado se estaban desapareciendo a manos de unos pocos ladrones que se dedicaron a saquear las tesorerías y a exigir porcentajes de los contratos. La nueva Colombia hoy es la Colombia futura y deseamos que por el bien de todos se acabe el odio de clases sembrado por los poderosos de Colombia. El nuevo amanecer del 20 de junio del 2022 hará historia en el mundo y especialmente en América Latina, ejemplo de que la democracia se impone a la riqueza y a la trampa institucional.
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