Los periódicos mexicanos reseñaron el domingo 2 de junio que “en octubre de 1824 los mexicanos votaron para escoger presidente de la naciente república. Los 65 presidentes escogidos tuvieron una característica común: todos fueron hombres. En la elección del 2024 por decisión mayoritaria de los ciudadanos, por primera vez en la historia, el Jefe del Estado mexicano no será más un hombre, sino una mujer. Claudia Sheinbaum Pardo, declarada ganadora de la elección presidencial, con base en los conteos rápidos del INE y con más del 30% de las actas contabilizadas le otorgaban entre el 58 y el 60% de la votación. Ella se convertirá en la primera mujer presidenta de ese país. Tuvieron que pasar 200 años para que una mujer pudiera romper el último “techo de cristal” que le quedaba a la política mexicana y llegara a ocupar la titularidad del Poder Ejecutivo Federal.
Pues bien en Colombia falta ese objetivo, sentar en el solio de Bolívar a una mujer de condiciones ejecutivas eminentes, que elimine la corrupción y decante las políticas sociales, económicas y empresariales, para crear los cimientos de la verdadera igualdad. Ya se dio un paso firme en 2022, lo cual tiene a la derecha excluyente y parasitaria obstruyendo el programa del pacto histórico, que no contó con las mayorías en el Congreso para desarrollar las propuestas de campaña. Pero si se escoge una candidata brillante o un candidato de iguales condiciones, podremos mantener la Jefatura del Estado y ganar las sillas necesarias en el legislativo para transformar a Colombia desde sus raíces elitistas y esclavistas.
Brasil y México han dado el ejemplo. Se pueden repetir varios periodos con gobiernos progresistas sin que se rompa la democracia y dando al pueblo los derechos que le corresponden, asegurando su futuro y cambiando realidades políticas que se creían imposibles de alcanzar. Claudia Sheinbaum tendrá la posibilidad de impulsar reformas constitucionales modificar la composición y el método de selección de los magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Colombia está logrando cambios de fondo en materia de igualdad de géneros, participación de minorías y avances en justicia social. Imagino que la derecha debe estar aterrada con la victoria de López Obrador y su candidata, para facilitar la continuidad y afianzamiento de las políticas públicas otros 6 años. Es lo mismo que ha dicho el Presidente Petro y es lo que puede garantizar la unidad y la inteligencia aplicada a los dos años que faltan de este mandato.
El cumplimiento del acuerdo de paz con las FARC-EP tiene un componente que es el pacto político nacional (pág. 80 Acuerdo de paz) que debe ser promovido desde la regiones, entre el gobierno y los representantes de toda la sociedad civil, para alcanzar la paz. Si ese acuerdo se consolida la Constituyente popular generará una reacción ciudadana importante en todo el pais y la paz será la base del gobierno que se inicie en el 2026. La guerra, entonces, no volverá al poder. Ese pacto es obligatorio pues el gobierno lo firmó en representación del Estado colombiano.
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