Uno de los dilemas de las sociedades capitalistas es que deben escoger entre el crecimiento económico y el pago de las urgencias sociales, cuyo tema es debatido incluso en las altas cortes constitucionales. La prevalencia del interés general sobre el particular es la base de dichos argumentos. Si lo primero es la economía, las empresas tienen razón y deberán seguir creciendo no importa el costo en vidas humanas; pero si, por el contrario, prevalece el derecho de los seres humanos a seguir existiendo lo esencial es defender aquellos bienes como el agua que permiten la subsistencia del hombre sobre la tierra.
La Corte Constitucional ha dicho que las empresas deben garantizar el suministro continuo suficiente y directo del agua. El servicio debe estar disponible con calidad y accesibilidad. La Corte también ha reconocido que el agua potable y el saneamiento básico son derechos fundamentales para la salud y una vida digna. La falta de agua afecta el derecho a la dignidad humana, la salud y la vida. El acceso al agua hace parte del núcleo esencial de los derechos fundamentales del ser humano. Por tanto, es de la mayor importancia priorizar el cumplimiento de algunos derechos que sustentan la vida y el bienestar de la población, entre los cuales está el de tener agua protegida, suficiente y de calidad para la supervivencia.
Los empresarios colombianos están equivocados cuando creen que se debe dar más importancia a las infraestructuras en carreteras y vivienda, que son el sustento de una economía capitalista, que crece sin parar y sin mirar las condiciones sociales y económicas de los más pobres, que primero necesitan agua para instalarse en una vivienda, bien sea en el sector rural o urbano. Hay que generalizar el cumplimiento del derecho a tener agua en las viviendas de todos. Para ello se requieren inversiones en el cuidado del agua que implica proteger los bosques, sembrar más árboles y evitar que personas inescrupulosas derriben la selva para sembrar pasto y alimentar ganado u otras especies que se crían con la diversidad de la naturaleza.
Colombia es considerada una potencia hídrica con seis nevados y más de 48.000 humedales que están cercanos al 87% de la población. El rio Cauca y el rio magdalena les dan vida a centenares de municipios y pequeños poblados a lo largo de su recorrido. El costo, entonces, de sostener el derecho al agua, es prioritario, tanto que se estima que al 2030 en el sector urbano y rural de Colombia se deberán invertir más de US$1000 por persona para mantener la cobertura y expansión del servicio. Preguntémonos, entonces, ¿seguimos construyendo carreteras o cuidamos el agua e invertimos en acueductos y tratamiento de aguas residuales para mantener la vida sobre nuestros territorios?
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