POBREZA Y DESARROLLO

Lo que algunos ricos de Colombia quieren es que nadie los supere en el manejo de bienes y dinero. Cuando proclaman “no al asistencialismo” pretenden estigmatizar a los pobres que no han tenido como ellos la oportunidad de ser sujetos privilegiados de las leyes de la herencia, porque ellos derivaron de sus padres todo lo que tienen hoy. Qué tal si los gobiernos prohibieran que los hijos hereden a sus padres para que estos tengan que empezar de cero y tengan que ganarse la vida como iniciaron sus progenitores. Allí sí levantarían la voz y harían el escándalo, porque ellos quieren golpes para todos menos para ellos mismos.  “Los niños ricos de Colombia”, que heredaron empresas, fincas, minas, casas, carros, islas paradisíacas, ganado, caballos, dinero en efectivo, se estremecen porque a un pobre le dan ayuda para comer o vestirse o para merecer educación y salud. Aquellos lo recibieron todo, estos mendigan la comida diaria y hasta la posibilidad de trabajar, porque son las familias ricas y sus herederos las que reciben todos los privilegios de la riqueza bien o mal habida.

Les falta mucho a esos pequeños burgueses estudiar el origen de los Estados y el surgimiento de teorías políticas que proclaman lo que nosotros tenemos escrito en la Constitución de 1991 como fines esenciales del Estado, “servir a la comunidad, promover la prosperidad general, asegurar la vigencia de un orden justo”, entre otros. Pues según San Agustín “un gobierno sin justicia es igual a una banda de ladrones”. Esos ricos de hoy ignoran la carta de libertades del siglo XII, la Carta Magna del siglo XIII, las grandes revoluciones libertarias como la Inglesa, la francesa y la rusa, por no mencionar sino algunos hitos históricos que han costado vidas al pueblo por la defensa de su dignidad como personas. Las élites solamente creen en una fuerza pública sometida a ellos y a la defensa de sus propiedades rurales, urbanas y su dinero; apoyan a todo el que tiene armas para asesinar y restablecer su institucionalidad, así las luchas sean justas.

A los poderosos poco les interesa que haya zonas de Colombia donde el Estado nunca ha llegado, que no haya en esos lugares escuelas, ni puestos de salud, que la violencia les impida hasta dormir, mientras a ellos los llenen de privilegios y de negocios.  Los empresarios quieren carreteras con peajes para sacarle el dinero a la clase media que no tiene ingresos como ellos, quieren EPS financiadas por el Estado, pero sin riesgos para ellos, quieren que el empleo sea barato para aumentar sus utilidades, y quieren que los fondos de pensiones financien grandes infraestructuras, pero que las mesadas no aumenten porque se pone en riesgo ese voluminoso capital para que ellos lo utilicen a través de sus constructoras y sus financiadoras de proyectos. En fin, la derecha solamente genera ruido, pero no propone soluciones para los males del país que el presidente Petro quiere eliminar como la violencia, la pobreza, la corrupción, la impunidad y la desigualdad. Para los poderosos esas son minucias que poco les importan.

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