GUERRAS DE INDEPENDENCIA

Nadie puede negar que las ideas de Bolívar y Santander, representativas del modelo de sociedad de hoy, divididas entre derecha e izquierda, pueden ser analizadas desde el punto de vista político y filosófico. Si bien ambos lideres de esas antiguas revueltas fueron calificados por unos y otros como liberales o conservadores en algún momento de la historia, son las ideas que subsisten de libertad las que nos hacen recordarlos, especialmente porque lucharon y ofrecieron sus vidas contra la dominación extranjera. Punto sustantivo de toda rebelión es la libertad y la defensa de los derechos humanos.

Los historiadores coinciden en que las diatribas contra uno u otro actor de la liberación colonial son producto de la división entre liberales y conservadores desde los principios de la historia republicana, pero en realidad el ideario de uno y otro coincidió hasta cuando asuntos de carácter personal los distanciaron. Lo básico es que en medio de las diferencias políticas el centro de todo eran las constituciones, que los intelectuales explican afirmando que “por eso cada partido, una vez subía al poder, cambiaba la Constitución. Sin embargo, al uso de la Constitución como garrote que caracterizó el quehacer político en el siglo XIX colombiano habría que agregar otra arma: la historiografía y el uso ideológico de ella”. (file:///C:/Users/enriq/Downloads/Dialnet- -3709205.pdf).

Tanto españoles como criollos crearon una casta política que se fue apoderando del gobierno y de los bienes públicos. Nuestra historia ha sido creada por narradores de las clases poderosas o de los nacientes intelectuales que han logrado sobrevivir a la violencia. Las guerras entre liberales y conservadores dejaron en campos y ciudades miles de muertos. Suscrita la paz del frente nacional, unos y otros se repartieron el poder. Ese era el fondo de todo. Hemos avanzado en cordiales entendimientos mientras no les quiten a unos lo que los otros les han reconocido. Por eso los últimos 30 años son claves en la vida nacional. Ya no eran dos partidos luchando sino los ricos en su afán de riqueza y poder y los pobres batallando para sobrevivir.

La Constitución de 1991 señaló en el artículo 22: “la paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento”. Además, el preámbulo pidió asegurar el trabajo, la justicia, la igualdad, el conocimiento y la libertad. Si los ricos de hoy no reflexionan y permiten establecer un orden social justo en el marco de la Constitución, seguramente regresaremos a las guerras de independencia. Debemos respetar el mandato que ordena “La empresa, como base del desarrollo, tiene una función social que implica obligaciones.” (Art. 333 Constitución 1991). Y, además, el 350 ibidem, que manda: “excepto en casos de guerra o seguridad nacional, el gasto público social tendrá prioridad sobre cualquier otra asignación”. Ojalá los ricos dejen gobernar para cumplir esos objetivos constitucionales.

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