DINERO Y POLITICA

DINERO Y POLITICA. Con las personas que uno puede conversar no entienden por qué a los políticos les pagan por aprobar las leyes, las ordenanzas y los acuerdos. Además, se cancela un valor estimado por cada voto que se deposita en las urnas por candidatos a Alcaldes, Gobernaciones y a la Presidencia. Pero lo más inexplicable es que a los Congresistas les paguen más de $40 millones mensuales por trabajar unas horas cada día, cuando la mayor parte del tiempo se la pasan en los ministerios pidiendo puestos y contratos que los favorecen a ellos y a sus amigos. Y concluyen los incautos y pueblerinos votantes que eso es lo que tenemos que cambiar. Y la pregunta es:  pero ¿cómo? Recordemos que son ellos mismos los que se fijan los salarios mediante la Constitución, la leyes, las ordenanzas y acuerdos.

Entonces hay que explicarles que desde los comienzos de la democracia para que los pobres pudieran ir a las asambleas del pueblo a votar había que pagarles algún emolumento para sus gastos, pues solamente los ricos podían votar y tomaban las decisiones por todos. Claro está, lo que aprobaban era para favorecer a las élites de ese momento. Hoy financiamos a los partidos para que escojan personas que se dedican a la corrupción, todo derivado del monopolio de asignar cargos y contratos a sus amigos. Los partidos se han convertido en agencias de empleo y en jefaturas de inmoralidades. Por eso Francisco de Quevedo, poeta español, escribió el poema satírico, contra la clase política de su época “poderoso caballero es don dinero”, donde retrata la adoración al oro, pero que trae como consecuencia “dar y quitar el decoro”. Dice que su poder es tan grande que iguala “al Duque y al ganadero”. Pero también señala que tal es su autoridad que “ablanda al juez más severo”.

Es intolerable que el dinero sea el aliciente de la política y que los políticos se enriquezcan desangrando el tesoro público. Que haya que reembolsarles lo que gastan en una campaña cuando más del 50% del dinero lo reciben de futuros contratistas o de las élites que compran candidatos para defender sus intereses. Basta leer los informes de prensa para entender que detrás de cada escándalo hay un político y un contratista que generalmente ha sido aportante de las campañas. El escándalo de “las marionetas” es un ejemplo clásico donde se perdieron más de $120.000 millones. Otro es el aporte de la mitad del costo de la campaña a la alcaldía de Bogotá, donde 4 ricos de la ciudad regalaron $2.500 millones para elegir alcalde a Galán. ¿Por qué ese dinero no lo donaron para quitar el hambre a los pobres de la ciudad y en cambio sí lo regalan “sin contraprestación” a un político? ¡Esas son las paradojas de las élites, la política y la democracia!

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