PIENSO LUEGO EXISTO

Lo que algunos filósofos llaman malestar con la política, no debe ser otra cosa que el desprecio que todos sentimos ante la mentira, especialmente cuando somos objetos y no sujetos de los pequeños politiqueros que abundan en la política colombiana. Hoy el malestar se presenta cuando esos mismos sujetos roban descaradamente y se presentan como los salvadores de las mayorías, cuando la gente pobre se debate entre la miseria y la falta de oportunidades. Basta salir a las carreteras colombianas donde vemos la expresión de la miseria extrema de personas que con sus toldos y puestos de ventas estacionarias o ambulantes apenas sí venden entre 10 y 30 mil pesos lo que les deja solamente para comprar el pan del día. Los del otro extremo se reúnen en los clubes para desayunar cansados de la abundancia que se permiten en sus respectivos hogares, donde las comidas son obstaculizadas por los celulares de cada uno de los miembros de la familia.

El malestar de Colombia también se expresa en cada elección, cuando los pueblos eligen o el miembro de un clan que los ha explotado pero que les mantiene los regalos de cada campaña, o un nuevo líder que llega y rompe con el statu quo, a veces avanzando y otras estancando a los territorios. La fatiga política es evidente y lo peor es que la derecha extrema e intransigente, hoy cree que cada paso que el presidente Petro da es un error, pues quita lo que ya ellos repartieron, o porque todos los privilegios se sienten amenazados. Según unos por la falta de rumbo, cuando este ya fue marcado por el plan de desarrollo contenido en la ley 2294 del 2023; o porque la paz total decepciona y causó en parte la derrota en las elecciones regionales, sin que de los análisis extraigan otras consecuencias, como que los departamentos, distritos y municipios están buscando su propio rumbo; o porque como algunas revistas, Cambio y Semana, intuyen que el presidente es adicto a algo, que no conocen pero que él debe divulgar, metiendo las manos en la vida privada y reservada por la ley a todos los ciudadanos, ese algo debe saberse porque lo dicen los periodistas; y, finalmente, porque el presidente genera el caos, según otro, cuando las decisiones tomadas están enderezando la economía, fortaleciendo las organizaciones populares, creando fuentes de empleo y apoyando a los jóvenes para que estudien y se salgan de la violencia.

El filósofo José Luis Pardo acaba de mencionar (El Tiempo 06/11/2023) que uno de los peores problemas de la sociedad moderna es que estamos llenando la educación (real y virtual) de “: negocios, emociones, motivaciones, intenciones, ajustes de cuentas, guerras culturales, consignas políticas, recetas ideológicas, experimentos pedagógicos y experiencias místicas.” Y por eso no podemos decir que se trata de una sociedad caótica, al contrario, la mutación y el cambio, organizan las sociedades para tener mejores resultados. Por eso el mundo es diferente desde 1960, cuando se aceleró la transición y llegó la variedad. Petro hoy en Colombia es sustitución y transformación política, social y económica, así unos pocos todopoderosos y ricos crean lo contrario.

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