OPOSICION GROTESCA

Mientras algunos congresistas huyen de las sesiones a las que son convocados, diluyendo el quorum, miles de colombianos que no pueden abandonar sus puestos de trabajo hacen crecer la economía. A los congresistas les pagan $43 millones y los campesinos y obreros ganan $1 millón. La matemática es sencilla, a mayor salario más se debería trabajar por el bien del país. Pero no sucede así y solamente una parte de quienes deberían legislar lo hacen con honradez y con dedicación, mientras otros se dedican a expandir el odio hacia el gobierno creyendo que eso les dará réditos en las elecciones del 2026. No piensan que de pronto esa solución no es la mejor pues si siguen en esa tónica el pueblo puede levantarse y dejarlos sin nadie a quien gobernar.

Por su parte el gobierno debe desconocer a esa oposición iracunda que cada día clama por la defensa de los privilegios y concentrarse en invertir todos los recursos del presupuesto y del plan de inversiones, aplicando los dineros en los planes y programas que se ofrecieron al pueblo colombiano. Cuando el pueblo vea las obras en sus regiones poco le importará la oposición extravagante que vemos en los medios de comunicación, con titulares fuera de foco porque cuando desarrollan la noticia nada tiene relación con la realidad del país. Hay un imaginario de desórdenes, pero las regiones están tranquilas, expresan que la seguridad está afectada pero los índices de delincuencia han bajado salvo el hurto, que algunos extranjeros han convertido en su forma de vivir. Allí la fiscalía, las autoridades locales y la policía nacional deben orientar sus proyectos de combate al delito irracional.

Trabajemos por el agua que según el programa de gobierno “es bien común y, además, derecho fundamental. En la vía de armonizar la función ecológica con la prestación del servicio público en el marco de la seguridad y soberanía hídrica, debemos proteger todos los entornos de páramo, los acuíferos y cuencas abastecedoras y garantizaremos el agua como derecho fundamental y bien común de acceso universal que permita brindar el mínimo vital a toda la población colombiana.” Esa tarea es esencial para la supervivencia de las especies. Sin agua todos desapareceremos.

Enfoquemos el esfuerzo sobre “los hombres y mujeres campesinos, indígenas, afrodescendientes, negros, raizales, palenqueros y rom, organizados en pueblos, resguardos y territorios colectivos en comunidades rurales y urbanas desde sus diversidades, sus cosmovisiones, leyes de origen, territorios, autoridades, modelos económicos, saberes ancestrales, proyectos educativos propios, idiomas, en fin, desde la interculturalidad con sus guardias campesinas, indígenas y cimarronas, gobernarán desde sus territorios y contribuirán orientando y definiendo el futuro de la nación y el planeta como sabios y sabias ancestrales, como fundamento de la economía productiva y la soberanía alimentaria y como guardianes de la vida, el territorio y la paz”.

Reparemos integralmente la deuda histórica con los pueblos afrodescendientes, negros, raizales y palenqueros, víctimas de la trata de esclavos, la esclavización y el racismo estructural, así como al conjunto de pueblos campesinos, indígenas y rom”. Cada punto del programa es una exigencia personal, especialmente para el Gobierno y los Congresistas del Pacto Histórico. Actuemos todos los días como si fuera el último del periodo de gobierno.

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