DEL PUEBLO PARA EL PUEBLO

La Constitución lo establece: “la soberanía reside exclusivamente en el pueblo, del cual emana el poder público.” Los ricos de Colombia no se consideran pueblo. Ellos son de otro nivel. El pueblo, en los estratos en que se divide nuestra sociedad, solamente cabe del estrato 1 al 5, en el estrato seis viven personas de otro nivel, que no encajan en las costumbres campesinas, ni indígenas, ni afrodescendientes. Allí en ese nicho social están los más ricos y poderosos que “no se untan de pueblo”. Ellos manipulan al pueblo y le pagan por ir a dar su voto por los elegidos de esa camarilla estratosférica, que no sabe lo que es coger un azadón para quitar la mala hierba de la tierra, ni una pala, ni un canasto para recoger café. Por el contrario, ellos han sido hacendados y empresarios cuyas sumas de dinero ni siquiera las cuentan ellos sino las máquinas automáticas de los bancos cuando retiran millones para sus diversiones y para la compra de elementos suntuarios en el exterior. Por eso no se van de Colombia, porque tienen esta tierra como una finca para sus inversiones.
Carlos Fernando Galán es de esa estirpe, que no se ha untado las manos de tierra, que no ha tocado un ladrillo, ni sabe lo que es remendar una camisa. Todo se lo han dado. Por eso es imposible que sienta las necesidades de los pobres de Bogotá, de los 7 millones de pobres que aquí residen, porque hay que excluir de esa cifra a los 400.000 ricos del estrato seis. A Carlos Fernando Galán nunca se le va el agua porque su vivienda cuenta con tanques para almacenar el líquido para tres (3) días, tampoco se le va la luz porque tiene planta eléctrica en su vivienda, y poco le importa el costo de los servicios públicos porque no los paga él sino su conductor. Él no sabe cuál es el valor de sus facturas. El conductor sí sabe de las comodidades de su patrón. Cuando los estratos del 1 al 5 votan por un oligarca, tienen que saber que nunca ingresaràn al Palacio Liévano, que tampoco serán invitados a los cocteles de la alta sociedad. Los que ganaràn con el voto del pueblo serán los contratistas que aúllan como lobos hambrientos detrás de los $24 billones del presupuesto de Bogotá, y del endeudamiento para construir vías con peajes urbanos y puentes y obras que en nada beneficiaràn directamente al pueblo raso.
Hay que votar en masa por Gustavo Bolívar, que sí sabe de pobreza y que se ha levantado de la miseria social creando sus propias empresas y escribiendo textos que distraen al pueblo, convertidos en grandes producciones televisivas. Además de escritor ya conoce el Congreso de la República, sabe cómo se hacen las leyes y puede acordar con el Gobierno Nacional un gran plan de obras para las personas humildes de esta capital porque dan su voto con el corazón y no por dinero. Ya el presidente Petro ha sido benefactor de las clases humildes de Bogotá y en dos elecciones lo han escogido como alcalde y presidente de la Republica. Los votos de los bogotanos serán claves en el triunfo de los movimientos alternativos en las elecciones regionales del 29 de octubre. Estas elecciones serán del pueblo y para el pueblo. ¡Ese sí es el verdadero cambio!

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