OPOSICION DESFAVORABLE

El pueblo ya sabe que la oposición está orientada por un grupo de personas llenas de odio y de melancolía, por eso en las encuestas se refleja el rechazo popular. De odio porque no quieren reconocer que perdieron la presidencia de la República su bastión principal para humillar y mantener el poder y porque no quieren aceptar la diferencia ideológica en el gobierno; de nostalgia, porque ya no tienen los altos cargos del Estado ocupados por “yupis herederos de las grandes fortunas”, ni por los pseudointelectuales que les hacen eco a sus hazañas en la administración.

El pueblo los va a derrotar en las urnas porque no entienden que la democracia tiene unos componentes ideológicos sin los cuales ella no existe. Así lo ha indicado  la Corte Constitucional cuando afirma que “la definición del Estado colombiano como democrático entraña distintas características del régimen político : por un lado, que los titulares del Poder Público ejercerán esa calidad en virtud de la voluntad de los ciudadanos, la cual se expresa a través de las elecciones; de otro lado, en lo que ha dado en llamarse democracia participativa, que los ciudadanos no están limitados en su relación con el poder político a la concurrencia a elecciones para seleccionar sus representantes, sino que también pueden controlar la labor que ellos realizan e intervenir directamente en la toma de decisiones, a través de mecanismos como los contemplados en el artículo 103 de la Carta; y, finalmente, y de acuerdo con la reformulación del concepto de democracia, que la voluntad de las mayorías no puede llegar al extremo de desconocer los derechos de las minoría ni los derechos fundamentales de los individuos.”(SU-747/98)

Hay que decirlo con claridad, ninguno de los 3 pilares señalados por el alto tribunal se cumple de manera clara en Colombia, porque la derecha excluyente y extremista ha mantenido el territorio bajo el estigma de la compra de elecciones, por métodos diversos, desde la contratación por prestación de servicios hasta la entrega de dádivas a los contratistas que apoyan sus campañas; desde la obstrucción a la intervención popular para defender el ambiente y la protesta pacífica, hasta la eliminación de los contrarios por oponerse a los deseos de los más ricos; y desde la violación de los derechos humanos hasta la manipulación de decisiones públicas para controlar el poder total. Por eso estas elecciones regionales no serán lo que la derecha espera: que el pueblo siga votando por quienes los han oprimido y, por el contrario, la evidencia callejera demuestra que en estas elecciones de octubre prevalecerá la libertad de escoger, el voto secreto y la derrota de algunos caciques y clanes regionales que ya no seguirán explotando a los más pobres. ¡El cambio es el cambio!

Se el primero en Comentar

Deja tu respuesta