Bogotá, la capital de la república y capital de Cundinamarca, deberá escoger entre dos modelos de gestión, el primero liderado por Gustavo Bolívar expulsando de los negocios de la administración a los corruptos y, el segundo, en cabeza de Carlos Fernando Galán, que nada cambiará y porque seguirán los mismos deshonestos de siempre manejando detrás de bambalinas la contratación estatal. Bolívar representa al pueblo, a las clases humildes, a los desheredados, a los que han vivido en el desamparo y la pobreza, a los que no exigen grandes obras de infraestructura para llenarse los bolsillos, sino a los que esperan que cada día llegue a su casa la comida necesaria para sobrevivir, la salud para continuar su periplo por la vida, la educación para poder afrontar los retos de una sociedad especializada, que solamente le abre camino a los más talentosos y eficientes en la aplicación del conocimiento. Galán representa a los partidos tradicionales, al Liberal, al Conservador a Cambio Radical y al Uribismo o Centro Democrático que han ostentado el poder siempre, salvo el gobierno de la Colombia humana liderado por Petro, que ayudó al pueblo y por lo cual le entregaron sus votos mayoritariamente en la elección presidencial.
Bogotá es el centro de las apetencias populares. Desde todas las ciudades y pueblos de Colombia han llegado migrantes que se instalan en sus alrededores y, por eso, las zonas de miseria en la ciudad se encuentran en sitios alejados. Ninguna administración ha medido las verdaderas causas de la desigualdad, que se centra especialmente en la falta de oportunidades para ingresar a los estratos altos de la sociedad. Nadie quiere a los pobres cerca de sus costosos apartamentos o en aquellas áreas urbanas que puedan llenarse de vivienda para estratos altos, que son los que reproducen el neoliberalismo y el capitalismo rampante que se impone a las políticas sociales. Si Galán gana, pasaremos otros 4 años terminando obras faraónicas y el pueblo, pueblo, seguirá aguantando hambre. Gustavo Bolívar es más democracia y oportunidades económicas y sociales. Galán gobernará para los ricos y para las clases altas de la capital pues él desciende de allí, de los Pachón y los Galán que no saben lo que es la pobreza.
En los momentos más difíciles de la Capital, después de la pandemia, cuando el pueblo necesitaba comida y la pedía con protestas callejeras al Gobierno de Iván Duque, se les respondió como el ESMAD y con violencia oficial, mientras Gustavo Bolívar defendía a los pobres criticando que se les tachara de criminales y se les procesara como simples delincuentes, por exigir sus derechos como personas con dignidad. Se les calificó como terroristas para llevarlos a la cárcel, con apoyo de una Fiscalía arrodillada a esos poderes que representa Carlos Fernando Galán. El programa de Bolívar, en cambio, gira alrededor de la educación bilingüe, apoyos estatales en colaboración con la Presidencia de Gustavo Petro, más seguridad mediante políticas de prevención y no de represión, y mejoramiento de la calidad de vida en todas las localidades. Ese es el alcalde que necesita Bogotá: ¡Gustavo Bolívar!
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