Nunca ningún presidente de la República tuvo que aguantar el ataque avasallador de la derecha extrema para frenar las reformas que prometió a su electorado y con las cuales llegó a tan alto cargo. Los liberales que han sido abanderados de ideas como la reforma agraria y los cambios en materia social y económica hoy están aliados con la derecha extrema para que Colombia no pueda avanzar, buscando caminos que eliminen la pobreza y las causas de la violencia. Los resultados de esos enfrentamientos ideológicos se verán en las elecciones regionales que convocan al pueblo a elegir Gobernadores y alcaldes, Diputados y concejales. Ellos, como representantes de las necesidades inmediatas de los territorios pondrán a prueba la estabilidad democrática y verán si la mayoría vota por el cambio o por mantener los clanes y castas electorales en el poder.
La persecución de los poderosos contra el Gobierno del presidente Gustavo Petro no es por diferencias ideológicas. Disfrazan la guerra mediática comparando a Colombia con la Venezuela de Chávez y con la Nicaragua de Ortega, o en casos más extremos con la Cuba de los Castro. Pero entre Colombia y esos países sometidos a reglas opresivas para sus libertades hay una diferencia grande, en la medida en que en nuestro país hasta la oposición reconoció el triunfo del candidato ganador, hoy presidente de Colombia. El Pacto Histórico es una conjunción de Partidos, grupos y movimientos sociales que se conforman con poblaciones excluidas, sometidas históricamente a la violencia partidista de feudos podridos que actúan por fuera de la ley. Son gente sin escrúpulos ni reglas jurídicas, salvo la fuerza y la extorsión. Ellos actúan como repúblicas independientes o autocracias regionales.
La realidad de hoy es que Colombia a través del gobierno del presidente Petro ve un panorama diferente, donde se establece que es posible que toda la población se beneficie de la riqueza del Estado y no que unos pocos, abusadores y ricos, atesoren el erario en provecho propio y con perjuicio de las mayorías de ciudadanos del país. Dejemos el discurso de que la ideología del Presidente Petro es peligrosa, pues desde el primer día de su mandato se ha visto como un cumplidor de la Constitución política de 1991, que desarrolla el Estado Social de derecho, donde todas las instituciones trabajan con el fin de que la propiedad, la ecología, la empresa, sean una función social que implique obligaciones todo ello en beneficio de los más pobres y desvalidos, aplicando los beneficios del poder en favor de los débiles y necesitados y exigiendo que el que gane más pague más en materia impositiva. La derecha extrema es tan cínica que atribuye la actual violencia al gobierno Petro y no a la herencia que ellos dejaron.
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