La derecha extrema de Colombia cada día arrecia más los ataques contra el gobierno del presidente Petro. Le endilgan conductas y comportamientos de parientes y amigos, como si cada persona debiera responder por lo que hacen los demás. Pero el argumento es sencillo: ¿si en una familia hay un ladrón, todos son ladrones? Si en una familia hay un corrupto: ¿todos son corruptos? Si en una familia hay un asesino: ¿todos son asesinos? Si así fuera estaríamos hablando del delito de sangre, donde los actos de un integrante del núcleo familiar se transmiten a los demás, como ocurría en las épocas del oscurantismo antiguo y medieval, cuando quemaban a todos los miembros de la familia porque la madre o el padre eran brujos.
A ese comportamiento de los clanes políticos y corruptos de las regiones se han unido algunos medios que tienen periodistas que no investigan sino que, siguiendo instrucciones de los dueños, se dedican a hacer conjeturas y a publicar titulares y noticias calumniosas e injuriosas, que pretenden ni más ni menos que desviar el rumbo del Estado y perturbar al gobierno supuestamente porque como dice el líder de la derecha los golpes de Estado se promueven por quienes perturban la tranquilidad de la economía. Es decir, si se les quita a los ricos el negocio que tienen explotando a los trabajadores o disminuyendo la atención en salud o porque no les dejan manejar a su antojo las pensiones, esa es razón suficiente para tumbar a un gobierno democrático.
También dicen que promover las marchas de jóvenes, ciudadanos y campesinos en apoyo al gobierno está contra la tranquilidad y la paz, como si fuera preferible el asesinato de organizaciones al margen de la ley, a que las personas se expresen libremente sobre la clase de gobierno que quieren y desean y sobre las instituciones que los representan. En Colombia está probado mediante decisiones judiciales que la derecha impulsó el paramilitarismo, el asesinato de inocentes a través de los falsos positivos, que cooptaron a la fuerza pública para que se desviara de la protección de la vida honra y bienes y se dedicaran a acompañar a los paramilitares en sus acciones para cometer delitos de lesa humanidad. Una oposición seria debería respetar el principio de presunción de inocencia, como lo reclaman para sus aliados y, además, la democracia que escogieron los colombianos en el 2022. Lo demás es basura.
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