El Senador Miguel Uribe Turbay de quien uno piensa que por ser joven podría liderar un cambio en Colombia, está reflejando su inmadurez y falta de evolución intelectual al proponer una alianza contra Gustavo Bolívar en Bogotá DC y no sobre la base de un plan de ideas y obras para la capital sino de estar en contra de la persona porque es amigo de Gustavo Petro. La política no puede hacerse contra las personas. Debe estar encaminada a que las ideas se conviertan en obras de beneficio común. Desde ya ese movimiento augura odio en la capital, odio hacia las personas y el comienzo de la violencia verbal individual y colectiva.
El odio no es base del progreso, lo destruye. La ley 130 de 1994, en su artículo 6o señala cómo deben actuar los partidos. Artículo 6. Principios de organización y funcionamiento. Los partidos y movimientos políticos podrán organizarse libremente. Sin embargo, en el desarrollo de su actividad están obligados a cumplir la Constitución y las leyes, a defender y difundir los derechos humanos como fundamento de la convivencia pacífica y a propender al logro y mantenimiento de la paz, en los términos del artículo 95 de la Constitución Política”. Por eso el odio que fomenta Miguel Uribe Turbay contra Gustavo Petro y Gustavo Bolívar regresa nuestra democracia vibrante a los tiempos de las cavernas cuando imperaba la ley del más fuerte y la guerra entre sus habitantes causaba dolor, sangre y tristeza.
El odio lleva necesariamente a la violencia porque “el odio es un sentimiento intenso de repulsa hacia alguien o algo que provoca el deseo de rechazar o eliminar aquello que genera disgusto; es decir, sentimiento de profunda antipatía, aversión, enemistad o repulsión hacia una persona, cosa, o fenómeno. La guerra de Ucrania es el más vivo ejemplo para la sociedad de hoy o las guerras que se libran en África por odio racial o religioso. La unidad es más edificante que el odio, pues la unidad en la búsqueda del bien común enaltece y exige el reconocimiento social. Ese tipo de campañas que propone Uribe Turbay debe ser rechazada votando en contra de quienes apoyan tales comportamientos inhumanos y contrarios al derecho a la paz.
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