PETRO CONTRA TODOS

El presidente Gustavo Petro es un hombre valiente porque desde su campaña propuso dos temas que él mismo sabía le iban a generar odios y persecución, tanto personal como mediática. La lucha contra la corrupción y la justicia tributaria. Los ricos no quieren que se acabe la corrupción porque es parte del instrumento a través del cual se apoderan de los recursos del Estado para aumentar sus patrimonios. Los contratos que se firman en su mayoría van cargados de reglas a favor de los particulares y pocas en defensa de los intereses públicos. A los poderosos tampoco les gusta pagar impuestos: eso hace parte de sus principios de vida porque a mayores impuestos menos ingresos y menos posibilidad de hacer rentables sus negocios. Todos los ricos, por tanto, y con ellos los grandes empresarios de la ciudad y del campo, estarán contra él los cuatro años de su mandato.
El compromiso que hizo confiado en que “derrotaremos a las mafias que han cooptado los poderes públicos y amenazan su estabilidad y seguridad”, significa un esfuerzo donde hay que convocar a toda la sociedad a combatir a los delincuentes y denunciarlos con una Fiscalía y una justicia firmes en el mismo propósito. De lo contrario, cualquier esfuerzo que se haga durará menos de 4 años. El otro esfuerzo significativo era revisar y actualizar la tributación porque “El sistema tributario no satisface los principios constitucionales de equidad, progresividad y eficiencia, pues las tarifas efectivas no responden a la capacidad de pago de personas jurídicas y naturales declarantes, con un claro sesgo a favor de las personas excesivamente ricas; …”
Los extremadamente ricos se aliaron temprano con el Congreso donde tienen personajes comprometidos con el sistema de expoliación del Estado, pues los fondos de pensiones les aportan para sus campañas millonarios recursos, igualmente lo hacen los dueños de las IPS y EPS, que tienen amarrado el sistema de salud y el control de los recursos, otro tanto pasa con la reforma laboral que les quitaría fondos para sus diversiones y excesos personales contrario a lo que ocurre si se mejora el ingreso de los trabajadores. El poder del presidente se mantendrá incólume con un pueblo activo, recibiendo los beneficos del programa de gobierno ofrecido y saliendo de los escritorios al territorio en forma permanente con sus ministros y altos funcionarios a defender los logros dentro de la política de cambio que se ha visto durante este primer año de gobierno.

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