DERECHA ACORRALADA

Los estudiosos de la economía internacional siempre han sostenido que para que un pais salga de la pobreza y se ubique dentro de los 100 más poderosos del mundo tiene necesariamente que crecer al 5% del PIB anual y su población mantener en un crecimiento inferior al 2.5%, porque de lo contrario las facilidades del crecimiento no serán posibles para todos los habitantes del territorio, lo que llevará a llenarnos de compatriotas pobres. Por eso Colombia era una Nación bloqueada por una estructura de poder y riqueza que no traía beneficios colectivos, sino crecimiento para un grupo de privilegiados que han logrado tener salud, estudiar y viajar a todas las del mundo a prepararse para el dominio particular y colectivo a través de sus empresas. Vivíamos en la patria boba.
El triunfo de la izquierda extrema y moderada, liderada por el candidato Gustavo Petro y elegido Presidente de la República de Colombia en las elecciones del 2022 destrabó la palanca que impedía pasar al otro lado de la escala económica. Hoy es el Estado en manos del pueblo el que tiene que buscar su propio camino y defender el triunfo que permite tener elecciones libres, una fuerza pública solidaria con los intereses populares y una escala social asequible, pues los excluidos tendrán nuevas oportunidades, todo lo cual se logra manteniendo la esperanza del cambio con paz total, que ofreció y está cumpliendo el mandatario. La derecha está reconociendo a través de sus voceros que el nuestro era “un escenario plagado de crisis heredadas o inducidas, que ha llevado a la población al desánimo, la desesperanza el cinismo y al acomodo oportunista.”
Dentro de ese panorama una derecha acorralada y derrotada proclama a los cuatro vientos que hay que revaluar los logros de nuestra sociedad, identificando los grandes objetivos colectivos alcanzados para frenar la corrupción, la inoperancia del estado, la justicia y la educación pública.” Es decir lo que no hicieron en más de 200 años lo van a lograr, según la derecha recalcitrante, en próximas elecciones, donde elegirán a los mismos, que seguirán con las anteriores políticas reduccionistas social y económicamente que ya fueron derrotadas hace un año. Nadie quiere gobiernos totalitarios, por el contrario deseamos solidaridad social y reparto de la riqueza de manera que cada uno pueda vivir con lo que se gana afirmándose en sus conocimientos y en su trabajo personal, pero con el apoyo del Estado. No queremos el condicionamiento social de los ricos, no queremos jerarquías sociales, queremos vacaciones con familia y amigos sin el temor a perder la vida; un sistema de cuidado para niños y ancianos, no la eugenesia a la que nos están sometiendo las EPS, que despilfarran el dinero de la salud, lo corrompen y se lo apropian para intereses particulares.

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