UNIDAD Y VIOLENCIA

Hoy leemos en muchos medios, oímos en la radio, vemos en la televisión y constatamos en las redes sociales que es necesaria la unidad y oír a la oposición. Pero esas mismas algarabías no se escuchaban cuando como lo dice Salvatore Mancuso los ricos y los violentos se unieron para destruir a la mitad del pais, con asesinatos e intervenciones armadas en sectores pobres de Colombia, todo por la sospecha de que estaban apoyando  a grupos insurgentes. Nunca hubo un debido proceso, eran asesinatos en masa y aplicando el principio “verdad sabida y buena fe guardada”. Pequeños tribunales de la inquisición que decidían quién vivía y quien moría. Lo que le oímos a Mancuso es terrible y lo primero que debe escucharse es la voz de quienes asì actuaron “pidiendo perdón a Colombia” por esos crímenes sin castigo que retumban en todos los puntos cardinales del territorio. Se vertió sangre inocente, sin objetivo alguno, salvo cuidar y proteger unos privilegios conseguidos a veces de manera violenta y otras con fraude a la ley o mediante sobornos o amenazas.

Lo que se percibe en el ambiente es que no hay en esa derecha fascista y extrema ánimo conciliatorio y, por el contrario, sus áulicos reclaman regresar al poder para consumar su obra de destrucción en contra de quienes menos poseen y a favor de los grandes contratistas del Estado y de los negociantes que se quedan con la mayor parte de la riqueza nacional a base de pisotear todos los días las normas del código penal.  Sacar a las reservas de la fuerza pública a insultar al Presidente en ejercicio es, si no un delito, por lo menos una muestra de que están impulsados por fuerzas extrañas que quieren cambiar las reglas democráticas por la fuerza. La voz de Mancuso los puso en máxima alerta, porque muchos de ellos pueden terminar en la justicia interna o en tribunales internacionales acusados de delitos de lesa humanidad, por no haberse presentado oportunamente ante la JEP  a confesar sus violaciones.

El pais sí necesita unidad y seguramente el gobierno puede propiciar los mecanismos para lograrla, pero la oposición debe manifestar su deseo de reivindicarse ante el pueblo colombiano, objetivo militar de las fuerzas oscuras que estuvieron en el poder y convertían en delincuentes a quienes pensaban diferente a ellos. La paz es posible cuando hay voluntad de cambio y de perdón; de otra manera las partes en conflicto no salen del infierno en que se metieron por el odio y la desconfianza a las ideas ajenas. Unidad y violencia son contrarias a la sana convivencia. Si queremos vivir en paz debemos escoger la unidad y no la violencia que destruye y elimina al enemigo ideológico. El papel de los medios (televisión, radio, periódicos y redes sociales) es unir, no incitar a la violencia. Hoy tienen un importante papel por cumplir en beneficio de todos los colombianos.

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