Los medios de comunicación tradicionales y que le apuestan a la restitución de la ideología de derecha en Colombia critican todos los días los Twitter del Presidente Petro porque esa herramienta de las tecnologías modernas les están arrebatando el “síndrome de la chiva”. Estaban acostumbrados a que ciertos personajes y personajillos les entregaban información oficial y con eso vendían más o se posicionaban ante la opinión pública creando la imagen de que ellos eran los primeros en el conocimiento de las noticias. Pero hoy tenemos un Presidente que se comunica directamente con el pueblo y eso no gusta a las élites, pues muchas cosas que podrían manejar desde el poder oculto del dinero se hace por las redes sociales que reproducen contenidos sin pasar por los grandes medios. El Presidente Petro ha bajado hasta niveles impensables la necesidad de leer periódicos o ver informaciones en televisión o escuchar emisoras. Hoy todo se hace por el Twitter y en segundos la población está enterada de cualquier acontecimiento.
Alegan que ese medio permite desmejorar la imagen de la prensa, que es un ataque, lo cual no es cierto en la medida que el Twitter es objetivo y neutro, por tanto como mecanismo para transmitir pensamientos o ideas es perfectamente válido. Todo servidor público tiene el derecho y el deber de transmitir informaciones oficiales. La Corte ha defendido esa postura. Por otra parte ha insistido en que la Constitución ordena entregar información veraz e imparcial, y que los medios tienen responsabilidad social (Art. 20 Carta de 1991). Nadie impone que las personas que “expresan y difunden pensamientos u opiniones” no se puedan equivocar. Pero para eso están las aclaraciones que son válidas hasta en investigaciones de carácter penal, último recurso del poder sancionatorio del Estado.
“Veracidad e imparcialidad son dos atributos del periodismo. El primero responde al deber que tienen periodistas y medios de comunicación de hacer una averiguación razonable de los hechos. No puede confundirse la veracidad con la verdad pura y absoluta, porque este es un concepto complejo que convertiría la actividad periodística en inviable. La objetividad está más bien en el terreno de las utopías como un valor límite que hay que procurar. El principio de veracidad comporta la voluntad del periodista y del medio de comunicación de buscar la verdad hasta donde humanamente sea dable. Es decir, a conocer los hechos lo más cercanamente posible, a verificarlos y a presentarlos sin errores, completos, que no ofrezcan confusión, separados de los juicios de valor y desprovistos del afán de hacer daño. En una palabra, con honradez profesional.” (Ver El Colombiano. Publicado 26/02/2023-El Defensor del lector).
Las ultimas encuestas muestran que los medios de comunicación tienen compromisos serios con los políticos y con sectores económicos. El 40% del dinero de los partidos se invierte en campañas con empresas que son propietarias de televisión, periódicos y emisoras. Por otra parte si el partido o la coalición apoyada por determinado sector gana el poder, los medios esperan retribuciones en inversiones más cuantiosas a todos los niveles del gobierno. Hoy parece que no tienen esa influencia y, por tanto, su reacción es atacar como puedan para lograr un cambio en el poder institucional desmejorando la imagen Presidencial. Por eso hay que decir que el Twitter no es malo sino un instrumento de defensa de la verdadera democracia que fija el poder en el pueblo y para el pueblo.
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