RESISTENCIA AL CAMBIO

Lo único que vemos y sentimos en Colombia por parte de la derecha  excluyente es la resistencia al cambio. Cada día desean que nada de lo que ellos hicieron se transforme. Porque la base de todo su poder y de la riqueza que acumularon están protegidos por las leyes que sus amigos aprobaron en el Congreso y que no quieren derogar. Estaban convencidos de que nadie les quitaría su cosecha de privilegios y que jamás volverían a trabajar, porque todo se los daba el Estado a través de los contratos millonarios y de los nombramientos en el sector público. Mientras ellos acumulaban riqueza y ventajas trataron al pueblo como a ellos les vino en gana. Por eso gritan que “el cambio sí, pero no así”, “que todo se construya sobre lo construido”. La tasa de cambio en la edad moderna es alta. Las empresas cambian, las leyes cambian, las constituciones también, la gente es la que más “revoluciona” su forma de pensar. Las redes sociales y la tecnología nos pusieron en otro siglo de manera acelerada.

Las empresas que no se adaptaron a la tecnología cerraron su puertas. Las que no mejoraron el salario de los trabajadores a pesar de sus altos ingresos, sufrieron la misma suerte. Los trabajadores son itinerantes buscando ciudades inteligentes, espacios abiertos, aire limpio y facilidad para moverse por el mundo. Nuestros campesinos, al contrario, viven en la edad media: no pueden producir mucho porque los grandes supermercados están importando, no hay lugares de almacenamiento y los excedentes se dañan, un derrumbe en cualquier carretera produce un caos alimenticio “brutal” porque no hay vías alternas y si encuentran un camino para movilizarse tienen que adicionar al tiempo de inicio y final de la ruta entre 2 y 4 horas, a veces más.

Las condiciones de vida de hoy la derecha extrema las ha mantenido destruyendo la protesta y la libre expresión, convirtiendo la lucha social en terrorismo contra el Estado. Pero el asesinato de lideres sociales ni se investiga, ni se castiga. Los ejércitos no son para amarlos sino para que cumplan una tarea específica y luego se desarman. Confucio afirmaba en el “Tao de la Paz” que los sucesores de los tres reyes una vez cumplida la misión por parte de los ejércitos los retiraron y no volvieron a emplearse. El célebre pensador reafirma: “sus sucesores fueron arrogantes, descorteses brutales, disolutos, iracundos, codiciosos, soberbios o malvados y  crearon ejércitos personales”. La derecha en Colombia,  con las armas oficiales,  defienden la democracia que a ellos les gusta: la plutocracia, que es el gobierno de los ricos. Claro, pero ellos dicen que eso también es democracia.  Por el fondo y la forma de este nuevo gobierno alternativo, el Pacto Histórico tiene que mantenerse unido si no queremos volver a los tiempos que está relatando Salvatore Mancuso  (alianzas entre paramilitares y fuerza pública) y por cuyas verdades algún día la justicia tiene que condenar a todos los que participaron en esas terribles fechorías.

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