A nadie debe extrañar que el miedo de la derecha a los cambios propuestos por el gobierno del Presidente Petro la está llevando a un mundo de horror, donde el miedo los obliga a actuar para que se paralicen todos los proyectos del nuevo Presidente, asì el pais se vaya al abismo. Robert Frost decía: “no hay nada que yo tema más que a la gente asustada”. Y es que este tipo de personas pueden sufrir crisis de angustia y llegar a trastornos de angustia, si se encuentran en situaciones que los lleven a conflictos con su entorno o con la sociedad. Algunas crisis de angustia ocurren como respuesta a una situación específica. Ocurre, por ejemplo con el proyecto de reforma a la salud donde sectores poderosos y políticos darían cualquier cosa con tal de que no les cambien las actuales reglas de juego para seguir manejando los dineros de la salud, con los cuales se han lucrado desde la vigencia de la Ley 100 de 1993. Lo han expresado con claridad “ni siquiera desean mermelada si a cambio le dejan la cosas como están”.
Pero la angustia los ha llevado a mostrar toda la artillería de que disponen invirtiendo recursos en una campaña abierta contra la reformas, de manera que tienen casi paralizado el Congreso mientras el Presidente hace esfuerzos para que le aprueben los cambios ofrecidos a los colombianos, promesas con las cuales millones votaron ilusionados, pero sin tener en cuenta que el Congreso es un poder que se deja manipular por el dinero que les aportan para las campañas políticas a los candidatos y a los partidos, pero también por otros gajes del oficio que los enriquecen de un día para otro. Por eso en los proyectos aparecen lo que ellos llaman “micos” pero que en realidad son negocios disfrazados de buenas obras que enriquecen a un sector de la economía o a un grupo de inversionistas caracterizados por su “ojo de águila” para para que el dinero les rente un 1000%.
Pero los votantes en las elecciones del 2022 miran con mucho cuidado a quienes están atentando contra los cambios para no votar por ellos en las elecciones regionales. Y en esa disyuntiva de apretar el poder presidencial y perder alcaldías y gobernaciones sienten que la parálisis política les puede rendir más, sin tener en cuenta que cuando el pueblo reacciona ante la injusticia de los politiqueros deja a muchos “sin el pan y sin el queso”. Los partidos que dicen defender al pueblo deben tener mucho cuidado, porque hoy tiene unos porcentajes de aceptación bajísimos y si continúan asì van a desaparecer. Todas las encuestas publicadas en los medios muestran que los partidos tradicionales se encuentran en franca decadencia. ¿Será que la derecha quiere paralizar a Colombia por el miedo al cambio?
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