La derecha extrema de Colombia no ha querido aceptar el triunfo del Presidente Gustavo Petro. Creen que con una oposición a todo lo que hace, denigrando de su persona y funcionarios subalternos pueden acabar con el respaldo popular alcanzado en la urnas el año anterior. El propio líder de la oposición ha reconocido que “Petro está haciendo lo que dijo y ofreció en la campaña”, pero los áulicos del poder, hoy huérfanos del mismo a causa de la derrota, no dejan de gritar como lo han hecho en otras latitudes que este gobierno está abusando porque nombra a sus amigos y no deja en los puestos a sus enemigos, porque dispone del presupuesto, porque el Congreso y sus aliados le aprueban los proyectos de acto legislativo y de ley. Han puesto de manera evidente al Fiscal General y a la Procuradora a oponerse a uno de los proyectos claves, el de la paz total. Y ellos están ejerciendo su poder para manifestarse públicamente ejerciendo tareas que deberían ser discretas en cumplimiento del mandato del artículo 113 de la Constitución que manda cumplir un trabajo armónico entre los poderes.
El derecho penal moderno tiene unas características propias diferentes de las del derecho penal clásico. El derecho penal moderno busca la protección de derechos colectivos, como la seguridad pública, los derechos ambientales y el derecho a la integridad en el manejo de los bienes públicos, especialmente las conductas ilegales en materias contractuales, delitos informáticos y delitos contra el orden económico y social. Con ello cumple en materia de prevención, el principio de intervención mínima y la última ratio. En virtud del principio de intervención mínima la actuación punitiva del Estado, que restringe el campo de la libertad y que mediante la pena priva de derechos fundamentales o condiciona su ejercicio, por una parte, debe ser el último de los recursos (ultima ratio) de los que el mismo tiene a su disposición para tutelar los bienes jurídicos.
Pero a esa oposición segregacionista poco le importa el derecho moderno en sus expresiones más libertarias, por el contrario, en sus discursos inducen a la sociedad a sentirse aterrorizada, y con miedo patológico. Los sicólogos dicen que “El miedo se vuelve patológico cuando se activa con mucha frecuencia ante umbrales de peligrosidad muy bajos y, además, la respuesta ante esa activación baja es desproporcionada, pudiendo generarse un terror incontrolable” (alcalapsicoterapia). Contrario a lo que opina la oposición el preámbulo de la Carta de 1991 dice que la nueva Constitución debe fortalecer la unidad de la Nación, asegurar a sus integrantes la vida, la convivencia, el trabajo, la justicia, la igualdad, el conocimiento, la libertad y la paz.” Por eso un pais en armonía no solamente beneficia al pueblo sino también a los empresarios y es la base para el crecimiento de la economía y del pais.
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