PAZ NECESARIA

Colombia debe implementar los escenarios y espacios adecuados para escuchar a todos los sectores de la sociedad. Ese es un requisito necesario para alcanzar la paz total. No se trata de la convivencia entre izquierda y derecha, sino de la permanencia de la democracia, porque de lo contrario estamos pavimentando los escenarios para que la violencia nunca desaparezca del territorio. La firma del acuerdo de paz con las Farc-Ep fue el principio de esa tarea, que debe continuar con el ELN, con todos los actores armados e, incluso, con la juventud que se torna violenta cuando se manifiesta en las protestas sociales.

La derecha extrema debe bajarle los voltios a su deseo de que todo termine con la extinción del enemigo, no derrotándolo con argumentos o elecciones sino buscando su muerte a toda costa. Esa parece ser la única alternativa abierta por quienes piensan que las armas son la solución a cada controversia.

La Corte Constitucional ha explicado los pasos que deben darse para lograr el escenario para los mejores acuerdos y para refrendarlos. Para ello se necesitan  estas etapas: 1.- un proceso bien diseñado; 2.- participación ciudadana directa; 3.-  resultados que deben ser respetados, interpretados y desarrollados de buena fe, en un escenario de búsqueda de mayores consensos; 4.- conclusiones que sean el resultado de una expresión libre y deliberativa de autoridad revestida de legitimidad democrática; 5.- eventuales espacios posibles de participación ciudadana para la revisión específica de aspectos concretos sobre los cuales persistan las diferencias.

La violencia generada desde sectores privados y públicos es una mala señal para toda expresión de convivencia, para la vigencia de los derechos humanos, para la libre empresa, la propiedad, el crecimiento económico y el avance hacia metas de desarrollo sostenible. El propósito final está en garantizar que la paz sea “un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento”, como ordena la Carta de 1991 en el artículo 22. De otra manera sin la voluntad de paz todos estamos perdidos. Recordemos finalmente que el Estado constitucional de derecho tiene como fundamento esencial la dignidad humana y, por lo tanto, los derechos humanos encuentran en ella su fundamento y fin último. Además que el valor de la dignidad, objeto de un amplio desarrollo en la filosofía moral y el derecho, fue definido en la sentencia T-881 de 2002 como la triple facultad de la persona de “vivir como quiera” (autonomía), “vivir bien” (garantía de condiciones mínimas de vida) y de “vivir sin humillaciones” (defensa de la integridad física y moral).

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