CAMBIAR LAS NORMAS

No puede pretenderse que el nuevo Presidente de Colombia Gustavo Petro Urrego, con la más alta votación en la historia del pais, se quede quieto frente a la telaraña de normas que han sido expedidas durante 222 años. Tampoco que calle frente a los procesos y procedimientos que se cruzan en la toma de decisiones de la administración. En 1966 Clarence Morris escribió un libro donde explicaba cómo argumentan los abogados. Allí dijo “que el proceso de razonamiento siempre incluye un pensador provisto de una teoría” y expresó que la búsqueda del consenso universal sobre el significado de un término no resulta fácil, porque los significados no son estables. El significado de las palabras tiende a expandirse o contraerse. Esto debido a que la aplicación errónea de una palabra en una generación puede convertirse en el uso correcto en la siguiente progenie.

Lo dicho por el Presidente Gustavo Petro donde plantea que “El principal rival del Gobierno, está en su interior, que es un enemigo interno representado por creencias, maneras de pensar y no simplemente por personas que al final lo que producen en concreto es que no se permitan los cambios a pesar de que el presidente quiera.” Tal hipótesis fue también propuesta por el Ex Presidente Alfonso López Michelsen, destacado constitucionalista cuando manifestó que había “una guerra de la administración contra el gobierno”. Todo esto se resume en que las leyes se hicieron para garantizar igualdad y justicia, pero no para impedir los cambios sociales. Este es el querer de la derecha colombiana que no desea que se hagan transformaciones ni económicas, ni institucionales, porque lo que hay es lo que les ha permitido a ellos sostenerse en el poder durante décadas y las reformas les dañan ese proyecto.

El éxito del actual Presidente está en profundizar, entonces, en la renovación y transformación de las causas que mantienen a Colombia en tiempos anacrónicos, donde la prioridad no son los derechos humanos fundamentales, ni los derechos sociales, económicos y culturales. Cuatro años no son suficientes para alcanzar la igualdad con los más ricos, pero se pueden establecer la bases de una nueva asociación política que privilegie lo colectivo frente al individualismo y la destrucción de la naturaleza, que solamente persigue y anhela beneficios dinerarios con egoísmo y voracidad. Por tanto si las normas dictadas por la derecha se oponen al cumplimiento del programa, hay que cambiarlas, con el objetivo de que lo ofrecido al pueblo colombiano se cumpla. Simón Bolívar dio la consigna: “si la naturaleza se opone a nuestros deseos, lucharemos contra la naturaleza y haremos que ella nos obedezca”. Pueden ser palabras duras, pero así logramos nuestra libertad.

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