SENADOR INSULTADO

Empiezan a conocerse datos importantes de la pasada campaña política, y de la forma como desde palacio se avizoraban las consecuencias de la polarización, pero especialmente de los apoyos del gobierno a los candidatos. Cuando la campaña de Federico Gutiérrez se fue al piso, entonces, los líderes del Uribismo, salvo su Jefe natural, iniciaron respaldos en todas las regiones para Rodolfo Hernández. Pero como el resultado final les fue adverso, no por Rodolfo Hernández, sino por el apoyo de quienes desde hace dos siglos manipulan el poder en Colombia, responsabilizaron de la derrota al candidato que quedaba del continuismo. Todos sabemos que el poder se ha mantenido en Colombia a través del dinero y los clanes regionales que se han enquistado para no dejar pasar sino a sus amigos. Pero ahora la salida del ya casi expresidente Duque (faltan 7 días para que se vaya), fue culpar al excandidato hoy senador, por no participar en debates y alejarse de la campaña. Duque nunca se echa la culpa de nada, pues es “brillantísimo e inmaculado”, por ello su salida más que el fin de un periodo es consecuencia de su generosidad con el pais, para después volver y opinar duro. Ahora nos quiere hacer creer que quien ganó las elecciones de 2018 fue él y no el expresidente Uribe que le puso todos sus votos. La arrogancia siempre será mala consejera.

Todos los colombianos esperamos que se posesione el nuevo gobierno y empiece a entregar cifras reales de lo que encontró en el empalme y especialmente en la Tesorería General de la Nación, la forma como queda la ejecución presupuestal que se supone debería ser por doceavas partes, para que entendamos el tipo de lealtad pública y de servicio que practica el expresidente Duque con quienes lo suceden en el poder. Si la olla quedó vacía es síntoma de maldad y si quedó medio llena, significa que respetó los porcentajes de gastos a 7 meses de desembolsar recursos para atender los servicios y las obras del Estado. Hay que revisar a fondo las vigencias futuras y la deuda pública porque esos son dos indicadores del derroche y de la gestión pervertida que se deja a los colombianos, comprometiendo recursos de las futuras generaciones que tendrán que pagar lo que no se comieron.

El talante de Doctor Duque se ve también en su relación con los medios de comunicación, pues como lo afirman varios voceros de radio, televisión y asociaciones, él mantuvo una relación de amigo enemigo, con la prensa, tratando a los que no lo adulaban como oposición indigna de su amistad  y de los beneficios del poder, es decir, como lo hizo su jefe el expresidente Uribe, a quien le fascina la idolatría y los personajes que le llevan la maleta y le obedecen sin expresar duda alguna sobre la claridad de su pensamiento y de sus órdenes. Un cambio de gobierno afortunado tenemos el próximo 7 de agosto del 2022, en que las libertades personales y públicas y los derechos humanos ocuparán el primer lugar en la agenda de todas las instituciones y agentes del nuevo gobierno.

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