Las clases altas de todos los países siempre dicen que el problema de la pobreza está relacionado con la pereza de quienes no quieren conseguir nada en la vida, porque todo lo desean gratis, es decir, sin esfuerzo alguno. Pero no miran los casos particulares de quienes nacen en hogares protegidos por el dinero y la clase social, que les permite el acceso a buenos colegios, universidades, amistades, clubes, donde la riqueza se multiplica a base de negocios y apoyos que se consiguen con las buenas relaciones. Si no hubiera sido por la esclavitud y por la forma como sus ancestros llegaron a la cúspide, hoy no estarían donde están. Por eso les falta la generosidad y comportamientos solidarios. La caridad de las personas es “La motivación más elevada del ser humano para colaborar en la construcción de una mejor sociedad. Y no consiste solo en dar ocasionalmente una limosna, sino en una disposición constante en la búsqueda del bien. Hablar de caridad social es hablar del bien de las personas y de la sociedad, es decir, del bien común”. (https://www.milenio.com)
Por eso la desigualdad en el nacimiento es una barrera difícil de superar, tanto que los organismos internacionales expresan que para llegar a una posición socioeconómica de riqueza una persona debe luchar durante 10 generaciones. El Banco Mundial sostiene que “A menos que podamos acelerar nuevamente el crecimiento mundial y reducir la desigualdad, corremos el riesgo de no alcanzar la meta de poner fin a la pobreza extrema para 2030, establecida por la institución. El mensaje es claro: para poner fin a la pobreza, debemos lograr que el crecimiento beneficie a los más pobres, y una de las medidas más eficaces en ese sentido es reducir el elevado nivel de desigualdad, en particular en los países donde residen muchas personas pobres”.
La FAO ha propuesto varias alternativas que pueden encontrarse en su página web: 1.- Eliminar las barreras y aumentar la capacidad de la población pobre de ganarse la vida. Esto conlleva incrementar su acceso al crédito, los servicios, los recursos naturales y otros activos, mejorar su capacidad para gestionar los riesgos y vincular la agricultura a pequeña escala a los mercados y sistemas alimentarios. 2.- Fortalecer el papel de las instituciones rurales, organizaciones comunitarias y Gobiernos locales en el diálogo sobre las políticas y la toma de decisiones. 3.- Ayudar a los países a implementar un conjunto integral de políticas y estrategias para la reducción de la pobreza rural a escalas regional, nacional y territorial. No es fácil, entonces, eliminar la pobreza y la acción empieza por mejorar las condiciones del sector rural, ayudando a los campesinos a producir alimentos y llevarlos a las ciudades a buenos precios. Por eso salud, educación y vías son sustanciales y deben ser visiones prioritarias de este y de todos los gobiernos. (https://www.fao.org)
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