EL GOBIERNO AVANZA

Una vez proclamado el triunfo el candidato del pacto histórico delineó su estrategia de gobierno y aclaró dos puntos fundamentales: la búsqueda de la paz y consolidar la unidad de los colombianos. Nada puede hacerse en Colombia si no se restablece la paz en los territorios y se devuelve la confianza a los campesinos que no tienen tranquilidad para desarrollar sus proyectos. En más de la mitad de los departamentos los grupos armados ilegales tienen un imperio que administran con extorsiones y violencia indiscriminada. Las ganancias de sus actividades por fuera de la ley son estrambóticas y lo demuestran las incautaciones de bienes y dinero en efectivo que hace la fuerza pública. Esa “fiesta” no puede seguir y para ello se ha ideado un programa de paz total. El avance requiere ajustes institucionales y, además, justicia y fuerza pública orientadas hacia el logro de esos objetivos.

La unidad de los colombianos no puede lograrse si no se acaban las causas de la división. Una de ellas y tal vez la más fundamental es que el Centro Democrático gobernaba solamente con sus amigos, para el capitalismo rampante y dejó a muchas fuerzas por fuera del poder. Eso hay que recomponerlo y permitir que quienes apoyan al gobierno pueden demostrar que saben gobernar y aportar hombres, mujeres e ideas a la empresa de engrandecer a Colombia. Además, integrar sectores marginados como los indígenas, los afrodescendientes y poblaciones discriminadas como la LGBTI+ que antes no accedían al gobierno por odios de clase y discriminación sexual. Los nombramientos están hechos y todos los beneficiados hoy resaltan la diversidad del país.

La tercera etapa cumplida en menos de una semana está orientada a resolver el maremágnum dejado por el Gobierno Duque que en sus informes idealizados dice una cosa pero la realidad demuestra otra. El gasto es todo un caos y la situación económica está tocando fondo. Para eso se presentó la reforma tributaria y, también, se ajustará el presupuesto general de la Nación, ordenando las apropiaciones y depurando la prioridad de los programas sociales. Si no se contiene la bomba de “hambre y miseria” que va a explotar, no quedará patria para administrar. Luego vendrá el plan de desarrollo y el plan de inversiones, donde se dejarán los proyectos necesarios para discriminar el gasto público social donde se dirá claramente en qué sectores serán aplicados los dineros de la Tesorería. Ya en el 2023, es decir, es seis meses podremos tener la claridad que la oposición de la derecha no quiere reconocer. Y como dice la obra cumbre de Cervantes: “ladran, Sancho, señal que cabalgamos”.

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