Asì la oposición siga con el discurso retrógrado de la defensa del statu quo y niegue la voluntad del gobierno de buscar a todo costo político la paz total y la unidad nacional, lo que está haciendo el Presidente Gustavo Petro es cumplir la Constitución. Primero, con el nombramiento de Ministros y demás funcionarios del primer nivel; y, luego, presentando la reforma tributaria y participando en las discusiones del Presupuesto General de la Nación y demás proyectos que se encuentran en el Congreso. Ya vendrá el proyecto de Plan de desarrollo con el plan de inversiones que será la columna vertebral para dar cumplimiento al programa del pacto histórico.
Hoy los partidos declarados en oposición deben estar vigilantes de la gestión del gobierno y cumpliendo el papel que les asignan la Carta y las leyes que amparan su derecho a protestar por todo lo que no les parezca igual a su pensamiento y programas. Fueron derrotados en elecciones democráticas y el que gana tiene la prelación para proponer sus ideas y recoger el mayor consenso político para que su programa llene de satisfacciones a los votantes y a quienes votaron por otras ideas y partidos. Los dineros públicos son de todos los colombianos y cada región o persona tiene la posibilidad de participar para expresar sus sentimientos y solicitar planes y programas que beneficien a la sociedad en general.
La oposición quiere celeridad, conocimientos aplicados a la gestión pública, honestidad y muchas otras virtudes que durante 20 años ellos no practicaron. Por eso perdieron y la reacción frente a tanta calamidad fue la votación reiterativa en favor de Gustavo Petro, escogido al final como Presidente de todos los colombianos. Esa es la democracia y quien elige es el pueblo, no los poderes establecidos. Es posible que el proyecto más anunciado en campaña por el actual mandatario haya sido el de la reforma tributaria, que busca recursos para cumplirle a los pobres de Colombia. Porque hay muchos en condiciones calamitosas, a pesar de los flamantes indicadores y números mostrados publicitariamente por el gobierno que se despidió. La informalidad laboral no bajó del 60%, los indicadores en cumplimiento del programa del anterior mandato son negativos, la imagen de todo el gobierno quedó en números rojos. Es decir, perdieron el cuatrienio.
Hay siempre un compás de espera para todo gobierno que inicia y para ellos se aplica la frase de la abuelas: “amanecerá y veremos”. Todos depende de la unidad del pacto histórico en el acompañamiento al Jefe de Estado y la coherencia de los partidos declarados amigos del gobierno. Urgencia para ejecutar, honestidad para manejar los recursos públicos y mano dura del nominador para retirar de sus puestos a los que no sean eficientes y eficaces.
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