HUMILDAD Y SOBERBIA

En el libro de Tomás de Kempis encontramos pensamientos de sabiduría y reflexiones sobre la vida y obra de los hombres y mujeres grandes a los ojos de la humanidad. Decía él que “algunas veces conviene para nuestra humildad que otros sepan nuestros defectos; entonces fácilmente aplaca y mitiga a los otros, y satisface a los que están dañosos con él”. Esa frase es contraria a todo lo que fue el Presidente Iván Duque, cuya soberbia lo llevó a desconocer que la investidura en el cargo más importante del pais, no le daba ninguna prevalencia frente a la dignidad de los demás colombianos. El es y será el primer servidor público y como tal estaba al servicio del Estado y de la comunidad; su deber era ejercer las funciones en la forma prevista por la Constitución, la ley y el reglamento(Art. 123 Constitución). Pero la soberbia en sus comportamientos lo alejó de la gente y no quiso ser símbolo de la unidad nacional (Art. 188 Constitución) sino que se convirtió en Jefe político de un partido y en representante de los que le expresaron el apoyo político. No quiso ser vocero de todos sino de una parte de la Nación. Cada acción administrativa era “histórica” y nadie antes la había ejecutado; su obra, según él era inigualable. Pero bien se ha dicho que “cuando alguien canta sus propias alabanzas, siempre tiene el tono demasiado alto”. Esto es aplicable a las personas engreídas. Por cada cosa que hacía se elogiaba a sí mismo. Y nunca encontró el camino para seguir adelante, ni aprendió que había muchas cosas mejores por hacer.

Puso todo su empeño en acabar con el proceso de paz, atacó la justicia especial encarnada en la JEP, quitó parte del apoyo económico al proceso de reinserción tanto que los propios beneficiarios dicen que ejecutó en 4 años solamente el 2% del contenido de los acuerdos, que las tasas de homicidios subieron, que los GAO no se han desmantelado, que la muerte de líderes sociales se incrementó según afirma Indepaz siendo asesinadas 930 personas que ejercían papel preponderante en sus comunidades. En materia económica Kalmanovitz señala que el déficit fiscal que recibirá Gustavo Petro será de $83 billones. Transparencia internacional informó que el índice de percepción de la corrupción en el pais llego al 52%. Y hay graves indicios de que finalizando este gobierno la adjudicación de contratos millonarios se ha acelerado, para dejar en manos de amigos del saliente mandatario cifras superiores a los 10 billones de pesos. Otro tanto ha ocurrido con nombramientos de última hora, incluyendo notarios y cargos en provisionalidad o mediante reformas a las plantas de personal de las entidades públicas. El presidente no se ganó el respeto del pueblo, por eso sale derrotado, por tal causa lo abuchean en el Congreso y se acoge a la entrega de obras donde no aparece la comunidad. Quedan deudas con San Andrés y Providencia y con las obras del Putumayo no terminadas. Toda una falacia el contenido de los informes oficiales. Su programa de gobierno, ofrecido en 203 promesas quedó inconcluso por lo menos en un 70%. Y es tanta su soberbia que ahora quiere ponerle su nombre a una mariposa, cuando durante su mandato no quiso que se aprobara el acuerdo de Escazú, para la protección ambiental ¡Qué gestión más pobre!

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