Como en las carreras de bicicletas y atletismo el candidato Rodolfo Hernández Suarez sale de segundo en el partidor. Esa posición la ganó con pocas personas en los cuadros directivos de su campaña y mínima inversión. Su tarea es importante porque gracias a ese equipo se destronó al candidato de la derecha y de los partidos políticos tradicionales, que creían en la victoria de su favorecido Fico Gutiérrez. Al quedarse sin candidato la derecha madrugó a apoyar a quien pasó a segunda vuelta de manera independiente, con el lamentable hecho de que nadie quiere el apoyo del Uribismo con foto o declaración abierta. “Si quieren llegar que vengan” ha dicho Hernández. No expresó mucha necesidad ni les dio importancia. Ese es su karma. Además el rechazo a las tesis de Sergio Fajardo dejan a Hernández como el verdadero bastión del Uribismo para la segunda vuelta. Si gana Hernández seguiremos en el clima de violencia urbana y rural que vivimos hoy.
Pero, además, Hernández tiene muchas falencias en cuanto a cualidades para ser un buen gobernante. Por ejemplo, nadie cree que es un buen líder, porque el liderazgo está caracterizado por la credibilidad en cuanto a su futura función, si quien se ofrece a dirigir una nación no es fruto de su capacidad para orientar, liderar y guiar a su pueblo. Hernández es efecto de sus asesores publicitarios. Tampoco puede ser líder de una Nación si quien asume el reto desconoce por completo el país que gobernará, sus regiones, problemas y las soluciones que la comunidad requiere. En el mundo moderno un líder es descartable si el futuro gobernante no conoce por lo menos en parte la Constitución Nacional, que es el contrato que firmará con el juramento para obtener el respaldo del pueblo. Otro punto, que no es menor, se refiere al tipo de relaciones que deben mantenerse con el Congreso, como primera rama del poder, la justicia y los órganos autónomos, que en la mayoría de los textos constitucionales se consagran para garantizar el equilibrio de poderes. Hernández no tiene sólida representación en el nuevo Congreso.
También hoy es esencial la empatía, la inteligencia emocional y la capacidad práctica para lograr consensos. Que un líder sea emocionalmente inteligente implica que puede mantener el control en las situaciones de estrés, sino que puede analizar los comportamientos difíciles con calma para resolverlos de una manera más eficiente y rápida. Otra cualidad del líder es la capacidad de persuadir desde la verdad y la honestidad, según Coleman autor de esta teoría.
A Hernández le hacen serias críticas en temas fundamentales: la rebaja del IVA que le puede parecer interesante a muchos colombianos pero que los expertos tributaristas la consideran regresiva e inconveniente, pues haría que las personas terminen pagando precios más altos por muchos de los bienes o servicios que consumen. (Economía, El Espectador). Otro tema importante es que “en sus redes sociales el ingeniero prometió que su gobierno apoyaría la diversidad sexual dando el sí al matrimonio igualitario y a la adopción por parte de parejas del mismo sexo. No obstante, esos dos temas no se abordan en su programa de gobierno (fuente citada). Esos ajustes al parecer provienen de los acuerdos por debajo de la mesa para mostrar un atractivo que, en su forma de ser, no cuadra con la realidad de su ideología personal.
Otro punto sustancial es la idea de declarar la conmoción interior para acabar con la corrupción, tema que nos regresa a las viejas prácticas del estado de sitio de la constitución de 1886. A menos que sea una equivocación y lo que trató de decir fue que declararía la emergencia económica y social, pues la corrupción tiene que ver mucho con esas áreas y no con el orden público. En fin hay poca claridad en el pensamiento del candidato que deja en duda su competencia laboral para el desempeño del puesto de Presidente de la República.
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