CONSTITUCION DE 1991

La Carta Política vigente es la estrella que nos debe guiar para alcanzar los objetivos de paz, bienestar y prosperidad que todos anhelamos. La Constituyente de 1991 se convocó para que por medio de la nueva Carta Política nos acercáramos a la convivencia pacífica, la superación de la violencia y el fortalecimiento de las instituciones democráticas del país. Así se explica en el texto “Una Constituyente para la Colombia del Futuro”, publicado por Fescol. La UP, las FARC y el M19, expresaron su deseo de reintegrarse bajo la condición de la vigencia de una nueva Constitución. En la Convocatoria participaron el partido liberal, el movimiento de Salvación Nacional, el partido Conservador, movimiento unión cristiana, la UP, dos movimientos indígenas  y el M19, que obtuvo la segunda votación en ese momento. Miembros de esas mismas colectividades fueron elegidos. Pero las negociaciones fracasaron, porque le Estado quería la rendición y los insurgentes pretendían los acuerdos para la reinserción. Pastrana no pudo llegar a acuerdos. Y Uribe llegó con la intención de matarlos a todos, o doblegarlos. Tampoco logró su objetivo. Santos hizo los acuerdos y le dieron el premio nobel de paz.  

Ahora, todos sabemos que durante 2 gobiernos el primero de Santos y el de Duque, el expresidente Uribe pudo torpedear cualquier negociación. Pero ya llegados a esta etapa en la que nos encontramos hoy, se impone la cordura. Ya sabemos que los guerrilleros en su mayoría fueron perdonados. Tienen una justicia transicional en marcha. No se puede ir por todo el territorio promoviendo el odio, el rencor, la fobia y el desprecio, contra quienes ya fueron amnistiados. Algunas normas fueron llevadas a la Constitución, luego, desconocerlas es violar nuestras propias reglas. Perdimos 4 años por la insensatez del Gobierno Duque que gestó varias peleas tratando de boicotear el cumplimiento del acuerdo de paz y se despide como el peor gobierno de la historia. Hay que hacer un llamado a todos los abogados y a los jueces, porque algunos todavía guardan rencor en sus almas, para que reflexionen y piensen que “dura lex sed lex”, dura es la ley pero es la ley, para llamar a la solidaridad y a la generosidad.

Si reconocemos que el imperio de la ley es lo que nos hace iguales entre nosotros mismos, que ese es el fundamento de la democracia, no podemos llamarnos demócratas si tenemos un criterio selectivo ante la ley, respetando aquellas que nos gustan y desconociendo las que no son de nuestro agrado. Casi 500.000 abogados en Colombia, más el número de estudiantes universitarios, 2.500.000 matriculados, y en ultimo años de bachillerato más de 500.000, más el potencial del 52% de mujeres en el censo electoral, más la comunidades LGBTI+ son una fuerza pensante para ayudar a escoger a quien obtuvo las mayorías en franca lid. No podemos dejar que a base de intimidaciones e intolerancia, se frustre el sueño de los colombianos de cambiar el modelo de Estado para darle al pueblo la capacidad de decidir, lograr el respeto de sus derechos, proteger el dinero del erario público que se apropian  los corruptos y de ejecutar una política social como la que ofrece el Pacto Histórico. Las mayorías ignoradas de ayer tienen que ser las mayorías del mañana para consolidar las nuevas mayorías nacionales.

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