NO CONFUNDAN

Los colombianos no quieren más de lo mismo. Con los últimos acontecimientos nacionales donde se vio claramente que la fuerza pública está influenciada por el Gobierno Nacional, haciéndole creer que el honor se rescata callando las arbitrariedades y ocultando la verdad de parte de la violencia institucional, ha llevado a la convicción de las mayorías silenciosas que la derecha en Colombia y sus dirigentes están muy equivocados. Hay un manejo oculto de quienes pretenden hacer ver a los demás que solamente la derecha garantiza trabajo y crecimiento para sobrevivir. Pero la realidad es que la economía se ha movido a base de dineros públicos, entregados a los grandes empresarios con multimillonarios contratos  que han enriquecido a unos pocos mientras las mayorías apenas sí tienen lo necesario para la subsistencia. La clase media está desapareciendo por la concentración de la riqueza en la clase alta y ese renglón de la sociedad es el que mueve el consumo con la pretensión de llegar a mejores alturas sociales y de poder. Olvidan los líderes de la derecha colombiana que han tenido el mando desde la liberación de la República hasta hoy, que en “países como Colombia, el 10 % de la población concentra entre el 70 % y 80 % de la riqueza, mientras que el 50 % inferior apenas posee cerca del 1 %”. Si esa es la justicia social que ellos defienden estamos perdidos.

Las estadísticas abundan y hoy las tenemos al alcance de un clic, porque sabemos con certeza que “los porcentajes de población en situación de pobreza monetaria, monetaria extrema y multidimensional aumentaron de un año a otro. Para 2020, 21 millones (42.5%) de personas se encontraban en situación de pobreza, de las cuales 7.5 millones (15.1%) se encontraban en pobreza extrema.” Si esa realidad no nos asusta y queremos que nos sigan negando al acceso a los recursos de la Nación, podemos seguir votando por la derecha. Si queremos un cambio extremo debemos votar por la izquierda que ofrece modificar las condiciones dentro de las cuales podemos acceder a la paz, a la salud, a la educación y al empleo en condiciones dignas y justas. O vamos a seguir sosteniendo a las IPS y a las EPS que esconden el dinero que pagamos para desviarlo a la compra de bienes suntuarios o que no entregan los medicamentos a través de los dispensarios autorizados porque no quieren pagar ni los costos normales ni los altos costos de algunos tratamientos en salud. Si no queremos educación de calidad sigamos con los Colegios y Universidades públicas mendicantes, mientras millonarios recursos se dedican a la guerra. Si no queremos trabajo mejor remunerado sigamos con candidatos que ofrecen remuneración por horas, pocas posibilidades de pensión de vejez y preferencias hacia las empresas y no hacia las personas.

Las sociedades exigen el cambio y lo reclaman aceleradamente después de las experiencia de la pandemia por Covid19. Vimos que las empresas no funcionan sin trabajadores y que la riqueza vale poco frente a sistemas de salud desfinanciados, sin posibilidad de atender una emergencia con la totalidad de los recursos disponibles. Si no hay historia, no podemos tener conocimiento de lo que ha pasado, de los crímenes cometidos, de las luchas perdidas injustamente, no podemos saber las distintas vías que hicieron posible lo que somos, en suma, no podemos saber bajo qué condiciones se ha construido el país o la ciudad en que nos encontramos. El cambio total hoy es necesario y solo el voto del pueblo a favor de sí mismo nos garantiza ese cambio.

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