DERECHOS HUMANOS

Una sociedad es más feliz cuando las desigualdades no son tan notorias, las personas pueden avanzar social y económicamente y los ricos no fanfarronean con su riqueza mostrándola como signo de humillación hacia los demás. Este fenómeno humano no empezó ayer sino hace 7000 años según investigación publicada por Europa Press, en 2012. En efecto, científicos descubrieron que en enterramientos de la época se encontraron diferencias entre aquellos sepultados con herramientas y los que nada tenían. Ello llevó a concluir que quienes las poseían fueron más ricos que los que estaban sin ellas. Es decir, tierra e instrumentos de labranza dieron origen a la perversidad diferenciadora que hoy mantiene los derechos humanos en los primeros puntos de la agenda de los gobiernos modernos.

Es posible que haya sido el ingenio el primer elemento del hombre primitivo para ponerse los unos por encima de los otros, y no la fuerza, como siempre hemos creído. Pero ese poder fue usado posteriormente para iniciar la esclavitud y la explotación inmisericorde en todas las áreas donde el trabajo del hombre sirve para crear y mejorar la producción. Y esa sed de dominio de las clases “superiores” poseedoras de riqueza, se ha impuesto a lo largo de la historia sobre los más vulnerables. Hoy el trabajador es un instrumento de la economía globalizada, que ha privilegiado el capital sobre la dignidad de las personas y su derecho a tener lo necesario para sobrevivir.

La ONG Ayuda en Acción, en su página Web tiene varis ejemplos de esclavitud moderna que se caracteriza por vínculos en condiciones infrahumanas: el trabajo en servidumbre, el trabajo forzado, la trata de personas con fines de explotación sexual o actividades indignas, el trabajo infantil, el matrimonio forzado para salir de la pobreza. Pero podríamos agregar el trabajo informal originado en el hambre de muchas familias que no consiguen los recursos diarios para satisfacer sus necesidades más elementales. El artículo 13 de nuestra Constitución señala que ”todas las personas nacen libres e iguales ante la ley”. Además, precisa que el Estado debe promover las condiciones para una igualdad real y efectiva, que proteja a las personas en circunstancias de debilidad manifiesta “y sancionará los abusos o maltratos que contra ellas se cometan”. Por tanto, desear y votar por una sociedad más igualitaria y con mejores condiciones para el crecimiento social y económico esta fundado en la dignidad de las personas, en el libre desarrollo de la personalidad y en la teoría y dogmática de los derechos humanos.

Hay que decirlo claramente, los gobiernos de derecha no gobiernan para alcanzar la igualdad, pues prometen muchos cambios, pero llegan al poder y concentran más y más la riqueza, cerrando posibilidades a la mayoría de los ciudadanos a escalar posiciones sociales y económicas que también se merecen. Esa es la disyuntiva que debemos resolver los colombianos en las elecciones de este 2022, o seguir con las promesas incumplidas de la derecha o virar hacia la izquierda poniendo las esperanzas en un cambio real y efectivo para esta y las futuras generaciones, sin miedo al cambio ideológico o de gobierno. El progreso humano se ha logrado a base de experiencias de laboratorio, con los errores y éxitos alcanzados. En todo caso, los errores generan nuevas oportunidades. Los malos gobiernos que hemos tenido abrieron la puerta para el cambio extremo.

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