PERDIO EL CENTRO DEMOCRATICO

Todo el proyecto político del expresidente Álvaro Uribe Vélez se deshizo como un puñado de arena en mar abierto.  El resultado es consecuencia de la soberbia y la inexperiencia de muchos de quienes lo acompañaron y de haberse negado a respaldar el proceso de paz de Santos, que ha devuelto parte de la tranquilidad en muchos territorios de Colombia. El pueblo también cobró los efectos de las investigaciones de la JEP por falsos positivos y el daño causado a las instituciones por la reelección presidencial, que desmanteló parte de la estructura jurídica de la Constitución de 1991. Muchos no han entendido cómo ex ministros y excongresistas fueron condenados por haber cometido delitos en el trámite de la aprobación de la reforma constitucional que impuso la reelección y al beneficiario de esa maniobra nada le pasó.

Las redes han sido el motor de los grupos y las organizaciones desde hace dos décadas. Su evolución es acelerada. Pero “las redes sociales van más allá de los grupos y las organizaciones. En los grupos y las organizaciones, por lo general, podemos identificar sus fronteras; esto es, podemos decir quiénes son sus miembros. Por el contrario, las redes son un campo de conexiones y relaciones: un conjunto de nodos (puntos clave) y un conjunto de lazos (o enlaces) que conectan algunos o todos estos nodos. Los nodos pueden ser personas, grupos, incluso países” (Macionis y Plummer, 2011:165). El Partido y los dirigentes que llegaron al poder por el impulso mediático del expresidente, no tenían ningún compromiso con los ideales del exmandatario. Eran burócratas, niñ@s de sociedad que jamás se untaron de pueblo, pero pretendieron que las instituciones del Estado eran de su propiedad. Han abusado y no han tenido control de nadie, porque todos los organismos que deberían dedicarse a esa tarea están subordinados a sus intereses.

La pérdida de poder en el Senado y la Cámara de Representantes, el hastío de un apoyo de ese partido a quienes aspiraban a ser escogidos como candidatos para la elección presidencial de 2022, dejó marcada una estela de no querer “ese socio” en ninguna campaña, salvo el candidato de la derecha que sin tal respaldo saldría fallido en la primera vuelta. Ahora la fuerzas se están reordenando y los votantes tendrán que escoger entre un candidato de las “élites políticas” y un candidato popular que surgió de las luchas sociales y políticas de la década del 70, consecuencia de la presunción general de que las elecciones de ese año habían sido producto de un fraude de los poderes establecidos. La historia se ha encargado de afincar ese nombre en la mente de una mayoría de colombianos que desean el cambio y que poco les importan las amenazas de hecatombe o caos que la derecha proclama. Si el país no se acabó con ellos, mucho menos con quienes proclaman el cambio social, la inclusión y la igualdad de oportunidades.

Se el primero en Comentar

Deja tu respuesta