ACTIVIDAD POLITICA DEL PRESIDENTE

No hay discurso o intervención que pronuncie el líder del Pacto Histórico que no sea respondida por el Presidente Iván Duque, como si fuera él vocero de los partidos de gobierno, especialmente del Centro Democrático. Y para colmo, a pesar de ser esa actitud una clara intervención en política, ningún organismo de control ni la Fiscalía se interesan por lo menos en abrir una investigación a ver si de esa manera se mueve la Comisión de Investigación y Acusaciones de la Cámara de Representantes. Eso sí, nadie dice nada contra los candidatos que representan el sistema, porque ellos al parecer tienen la verdad revelada y esa es la política que impusieron los niveles superiores de la sociedad desde hace más de dos centurias.  

La Constitución Política dice: “ARTICULO 188. El Presidente de la República simboliza la unidad nacional y al jurar el cumplimiento de la Constitución y de las leyes, se obliga a garantizar los derechos y libertades de todos los colombianos.” Ese texto es tan sencillo que para explicarlo bastaría dividirlo en dos partes: primero, podría decirse que una vez elegido un candidato y cuando jura cumplir la Constitución y las leyes se convierte en el centro de la vida comunitaria. No genera divisiones, no causa odios, ni controvierte al pueblo cualquiera sea su portavoz. Se limita a ejercer su investidura dentro del marco jurídico que rige al Estado. Es un ejemplo para todos. Pero nuestra patria es diferente. Aquí los Presidentes se creen pares de Júpiter dios de la antigua roma y equivalente a lo que fue Zeus en Grecia. Era hijo de Saturno y con la ayuda de sus hermanos destronó a su padre, convirtiéndose así en “Rey de los dioses y de los hombres”. Segundo, en ejercicio del cargo el Presidente garantiza derechos y libertades de todos los colombianos. Cuando la Constitución habla de “todos” está utilizando un cuantificador matemático, que no excluye a nadie.

Por tanto, los ataques del Presidente contra la oposición violan la Constitución de manera directa, quebranta la norma de normas y queda inmerso en la contienda electoral. Para hablar clarito, hace politiquería. Cree el mandatario que se trata de una conducta inocente, pero en realidad si uno la mira desde el texto constitucional se trata de una incitación al odio y al hostigamiento, e incluso a provocar la muerte del adversario, cosa que de ocurrir sería bastante grave. Los tres magnicidios ocurridos en Colombia en épocas recientes, (Gaitán, Galán y Gómez Hurtado), exponen los historiadores, tuvieron mucho que ver con posturas anti-ideológicas promovidas desde el palacio de los Presidentes. Esperemos que el Presidente guarde cordura y silencie su ánimo de político oficial, pues para eso tendrá mucho tiempo una vez el 7 de agosto entregue la banda inmerecida que sostuvo en este mandato. Apenas el 24% de popularidad y 85% de colombianos cree que el país va mal.

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