Siempre creí que las mujeres iban a ser el efecto multiplicador en las elecciones de Congreso. Y, además, que con su alta participación serían las responsables de escoger al futuro Presidente de Colombia. Eso significa Francia Márquez Mina para nuestra democracia. Ella le metió pueblo a las elecciones y los resultados son sorprendentes. Su cifra en votos despierta admiración: 783.160 sufragios. Con ese número fue superior a 3 precandidatos del Pacto Histórico, a 5 precandidatos de Centro Esperanza y a 4 precandidatos de Equipo por Colombia. Eso demuestra que la política no se hace con títulos, ni con experiencia, ni con dinero, sino con amor y con entrega al servicio de la comunidad.
Según Wikipedia nació en la vereda Yolombó, territorio ancestral de una comunidad afrodescendiente. Ha defendido a las comunidades de ataques por el derecho a la tierra y combatido a empresas mineras que se saltaron el derecho a la consulta previa de la gente asentada en esos predios. Por ello fue “declarada objetivo militar por parte de los grupos paramilitares Águilas Negras, los Rastrojos y Bloque Capital, pues según estos actores armados, la comunidad se estaba oponiendo al desarrollo e impidiendo la entrada de empresas multinacionales”. “Durante 6 años viajó a Estados Unidos, Ecuador, Panamá, México, Cuba, Suiza y Francia para visibilizar con la comunidad internacional las violaciones sistemáticas a los derechos humanos” (ídem fuente). Participó en los diálogos que terminaron con el acuerdo de paz Gobierno Farc-Ep. Ha recibido premios por la defensa de los derechos humanos y por la protección del medio ambiente. Además es abogada y técnica agropecuaria del SENA.
Su vida es limpia como un cristal, no se le puede atribuir acto alguno contra los dineros públicos porque no ha estado vinculada a cargos oficiales. Su crecimiento humano e intelectual ha sido fruto de duro esfuerzo y temores por la persecución de actores armados. En la historia mundial han existido grandes personajes que por sus logros, dedicación, superación, enseñanzas y actos se han convertido en ejemplos a seguir, así como en motivo de inspiración para muchas otras personas, sin importar el paso del tiempo. Se trata de grandes personajes que han marcado un antes y un después, quienes sin importar su condición o estrato, han demostrado que la superación personal y la fuerza del espíritu son el primer objetivo en su existencia. Estoy seguro de que ella no se cree ni heroína, ni figura, ni estrella de la sociedad, pero sí una ciudadana al servicio de las necesidades populares. ¡Eso le basta y le sobra para llegar hasta donde ha llegado!
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