DEBATES INSULTANTES

Siempre hay que defender al periodismo independiente, tenemos la obligación de garantizarle a toda persona la libertad de expresión, pero debemos exigir la verdad. No podemos quedarnos en debates insulsos, porque eso nos ha llevado a que la mentira sea la gran protagonista para los gobernantes y para los candidatos a gobernarnos. Todos los mitos existentes desde el comienzo de la humanidad surgieron de mentes con gran imaginación, pero no dejan de ser  narraciones fabulosas, que nadie cuestionaba hasta cuando aparecieron las mentes brillantes que se preguntaron si el contenido de esas especulaciones eran ciertas o no. Y allí nació el pensamiento racional.

Una Campaña política no es mitología; es certeza, verdad, ciencia, pragmatismo y sobre todo es la base de la esperanza y los sueños de un pueblo. Por eso los discursos deben fundamentarse en las necesidades del pueblo y en programas de crecimiento humano, económico y social. Una campaña no es una actividad circense, ni un ring de boxeo: es el espacio de la inteligencia y del debate. Por eso las burlas, los señalamientos intrascendentes, las acusaciones sin pruebas y el chistecito flojo, no tienen cabida en esos escenarios a menos que esto último lo haga un payaso. Las encuestas coinciden en que hay situaciones graves que debemos afrontar con el liderazgo de un gobierno serio y proactivo: eliminar la corrupción, combatir el desempleo, garantizar salud y educación, afinar los programas de bienestar para los niños y  para la tercera edad, atacar las causas de la violencia urbana y rural y, finalmente, reformar la justicia para que sea rápida y ajena a criterios políticos.

Los medios deben ser garantes de que los debates sean equilibrados y cuestionar los argumentos por fuera de los criterios fijados previamente por el coordinador del evento y los periodistas involucrados. La ausencia del Candidato del Pacto Histórico del debate en RCN le bajó audiencia a la programación. La polarización es auspiciada por algunos con sus comportamientos y palabras incendiarias. También publicitando cláusulas contractuales delictuosas contra Petro, según el artículo 390 del código penal, o ejecutando actos de hostigamiento según el artículo 134B del código Penal. Está bien condicionar la asistencia a la garantía del respeto a la honra y dignidad de la propia persona, a ver si así nos acostumbramos a la buenas maneras y enviamos un mensaje de unidad y decencia a todo el pueblo colombiano.

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