ELECCIONES FATALES

Las elecciones en Colombia, que el Presidente exaltó como transparentes, se convirtieron en un bumerang, porque una vez terminado el horario para depositar el voto, se conocieron irregularidades que las verdaderas autoridades electorales como son las comisiones escrutadoras y el Consejo Nacional electoral deben corregir. Y todo empezó con la selección de los jurados. Gente muy joven, pero sin la suficiente experiencia para agilizar el proceso de anotación de datos y entrega de las tarjetas para votar. Pero lo peor vendría cuando dos de ellos en diferentes puestos dijeron que “todo voto por el Pacto Histórico lo iba a anular” y, otro, reconoció en redes que estaba haciendo bromas con los documentos y con sus amigos. Grave que un certamen tan serio haya degenerado a partir de allí en un número indeterminado de casos, tanto que el líder del Pacto dijo que por lo menos en 30.000 mesas de votación no aparecía un solo voto por sus candidatos. Esperemos los resultados finales porque ellos deben reflejar la verdad y nada más que la verdad de la voluntad de los votantes.

Pero el mayor error fue haber escogido como Registrador Nacional del Estado Civil al Señor Alexander Vega Rocha, que tenía la peor hoja de vida,  no se le conocían experiencias como experto  litigante, ni como profesor Universitario, ni como autor de textos importantes a nivel nacional. Sí acreditó haber sido Personero de Chía, donde no dejó gratos recuerdos y de allí pasó al Consejo Nacional Electoral de la mano del grupo de los ñoños, recordados por sindicaciones y condenas en casos como el de Odebrecht, el Cartel de la Hemofilia y el cartel de los locos. El concurso para escoger Registrador se llevó bien hasta el momento de la entrevista. Los 10 escogidos que estábamos en la etapa final, vimos con reticencia que cambiaron el lugar para la entrevista, que no invitaron a las veedurías ciudadanas, como lo habían hecho al principio del procedimiento, y esa etapa final se hizo a puerta cerrada. No hubo grabaciones de las preguntas y respuestas. Por lo cual el resultado fue que Vega Rocha sacó en ese trámite casi los 300 puntos de la calificacion, con lo cual nos dejó por fuera a los demás. Todas las críticas de la sociedad se hicieron evidentes, cuando se llegó a afirmar que era más fácil ganarse el baloto que sacar ese puntaje con esa hoja de vida y derrotar a los demás concursantes a los que calificaron a ojo.

Vega llegó a la Registraduría y sacó a todos los servidores que más pudo para acomodar a los amigos de sus entrañas, a los jefes de las casas politiqueras, tanto que en Barranquilla al posesionar un Registrador este le dio las gracias a la familia Char y no al nominador. De allí en adelante todo ha sido reserva y contratación directa o abreviada de los actos y contratos, ninguna licitación pública,  alegando una situación que allí debe ser excepcional y es la “seguridad nacional”.  No nos extrañemos, entonces, que las demandas contra él en el Consejo de Estado no se hayan fallado, cuando la Constitución ordena que esos casos de única instancia deben fallarse en 6 meses y llevamos 2 años. Lo dejaron en el puesto y allí tienen las consecuencias para la democracia y la estabilidad institucional. Necesitamos en la justicia celeridad y transparencia.

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