DEMOCRACIA SIN PUEBLO

Para algunos empresarios y para los pocos ricos que hay en Colombia, lo bueno sería tener una democracia donde el pueblo fuera calladito, que saliera a votar por el que ellos digan y de allí en adelante, el pueblo desapareciera en el mar de sus propias miserias, es decir, que “cada cual vaya y se defienda como pueda”. No recuerdan, eso sí, que en la democracia participativa no sólo se valora más al ciudadano sino que, en razón a ello, el sistema político puede alcanzar mayores niveles de eficiencia y que un Estado en el que los ciudadanos cuentan con el derecho de tomar parte de forma directa en las decisiones a adoptar, de controlar los poderes públicos, de calificar los resultados obtenidos para exigir responsabilidad política, es un Estado en el que probablemente se logrará satisfacer en más alto grado las necesidades de sus asociados.

Y si no, observemos lo que ha pasado con la pandemia: cuando el gobierno expidió las primeras medidas de aislamiento, los empresarios protestaron, porque eso iba a acabar con la economía y el gobierno salió a darles ayudas del tesoro público, para salvar los empleos y, de contera, sus empresas. Así hemos seguido porque las variantes de Covid19 han mantenido la alerta y todavía hay restricciones. Pero todos los empresarios a una gritan que regrese la normalidad. Claro, lo piden no importa que sigamos manteniendo cifras de muertos por encima de los 200 diarios. No bastan los 135.000 que registran las estadísticas, si fueran confiables, pues lo que dicen en el sector salud es que por esa cantidad pasamos hace rato

Estamos llenando estadios, discotecas, abrimos los conciertos, la gente hace lo que quiere en los centros comerciales y en las aceras, no guarda el distanciamiento social, se quita el tapabocas en cualquier escenario, tose frente a otras personas, salen a la calle con gripa y el poder del Estado no sirve para nada. Eso sí cuando anuncian una manifestación sacan a toda la fuerza pública, porque eso contamina el ambiente y agrava la situación de salud pública. Es que, según el Gobierno, las manifestaciones populares sí son focos de contagio y, además, afectan mucho la politiquería de los que mandan en Colombia. Lástima para los que quieren una democracia sin pueblo pero es que el mismo término en su texto original, procedente del griego, exalta en su significado primigenio al pueblo como origen de ese vocablo.

En efecto, El término δημοκρατία, a su vez, se compone de los términos δῆμος (démos), significa ‘pueblo’, y κράτος (krátos), que vendría a traducirse como ‘poder’ o ‘gobierno’. Así, pues, etimológicamente, la palabra democracia significaría ‘el poder del pueblo’ www.diccionariodedudas. No existe, por tanto, democracia sin pueblo y ese es el gran error de los poderosos que quieren eliminar al pueblo de la definición etimológica. El discurso capitalista sobre la democracia es “pro­fun­da­men­te ideo­lo­gi­za­do y por tan­to de des­co­noci­mien­to, de encu­bri­mien­to de rea­lida­des po­lí­ti­cas de do­mi­na­ción …”, según Dah­ren­dorf. Claro, quieren al pueblo en las urnas, pero después de que se han desembolsado millonarios recursos para comprarles su voluntad, porque no les dejan decidir según su conciencia. Ponen equipos completos de la maquinaria de los partidos para que les inscriban las cédulas, cambien de lugar de votación, los transporten y entreguen una fotografía del voto marcado. ¡Ese pueblo así manipulado sí les gusta! El pueblo que piensa y decide de manera independiente es un estorbo para sus inversiones y para sus políticas públicas amañadas. ¡Qué tal esto!

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