INSULTOS Y BASURA

Las campañas presidenciales deberían ser ejemplo de que hasta esas alturas solamente llegan los mejores hombres o mujeres. Entiéndese por tales quienes reúnan cualidades de persona integral. Así puede reconocerse el humano cuando orienta su inteligencia y voluntad a descubrir y practicar la verdad, cuando es capaz de producir en su entorno racionalidad y armonía, y sus decisiones están orientadas a buscar la justicia, el equilibrio y la paz. (https://prezi.com/vcytiojaawji).

Manuela Carmena Exalcaldesa de Madrid, escribió un libro titulado La Joven Política (2022), donde manifiesta que “El insulto, la grosería y la mala educación debilitan el fondo del debate político”. “¿Tiene que seguir habiendo partidos políticos? Sí. ¿Tienen que seguir siendo como son? No”. Y es que las intervenciones de quienes aspiran a cargos de elección pecan por el desconocimiento de los temas, salvo en personas que hayan dedicado su vida al estudio y a la especialización en ámbitos específicos de la ciencia.

Tampoco tienen un orden lógico en las presentaciones, pues son maestros de la improvisación, desconociendo que un experto decía: “si quieres hablar 5 minutos prepárate 5 días, si quieres hablar 5 días prepárate 5 minutos”. Todo ese desorden obedece a que los políticos creen que mezclando verdades con mentiras y expectativas, van a obtener el mejor resultado posible, pues el elector no sabrá distinguir a que se refieren cuando están hablando. El insulto es la  basura intelectual de los incapaces.

En el texto de una entrevista al Diario La Opinión de A Coruña la misma autora expresó: “Si insultas a una persona, es difícil que puedas tener una reflexión sosegada sobre lo que esa persona te está diciendo. La buena educación es un instrumento útil para hacer converger determinadas personalidades. La mejor forma de encontrarte con una persona que no piensa como tú es ser correcta en las formas. Si las formas se desprecian, el debate acaba convirtiéndose en una caricatura tabernaria”.

No hay que posar de sabio para participar en un debate, basta con enunciar los temas con claridad y precisión, demostrando en primer lugar que lo que se está proponiendo como idea para gobernar en viable y que, además, hay los recursos necesarios para ejecutar lo que se está prometiendo. Por otro lado manifestar de manera trasparente qué cambios podrán hacerse tanto en la estructura del Estado como en las políticas públicas vigentes.  Qué tipo de estudios existen sobre la materia y qué soportes legales permitirían hacen las transformaciones. Si los organizadores de los eventos donde se discuten políticas y programas con candidatos fueran más rigurosos y precisos se evitaría que esas oportunidades de contacto con el pueblo elector se convirtieran en comedia o peor aún en riñas coloquiales.

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