Según datos de Naciones Unidas entre 2016 y 2030, se necesitan 470 millones de puestos de trabajo en todo el mundo para aquellos que van a acceder por vez primera al mercado laboral. Igualmente el organismo ha propuesto “mantener el crecimiento económico per cápita de conformidad con las circunstancias nacionales y, en particular, un crecimiento del producto interno bruto de al menos el 7% anual en los países menos adelantados y lograr niveles más elevados de productividad económica mediante la diversificación, la modernización tecnológica y la innovación, entre otras cosas centrándose en los sectores con gran valor añadido y un uso intensivo de la mano de obra”. Pero para todo objetivo se necesita dinero y lo que no aportan los Estados a los emprendedores es eso, posibilidad rápida de financiación, asumiendo los riesgos de las operaciones iniciales. Porque los gobiernos son buenos gastando la tributación pero no generan ideas o apoyos para crear y hacer crecer las empresas y el empleo. Tiene todas las tramas para cobrar tributos y generan las bases de un cobro de impuestos creciente, pero ni las empresas ni el empleo mantienen esa fuerza creciendo a los niveles propuestos por las necesidades locales. Por eso puede decirse que los inversores, a veces fantasmas de los negocios, son más fuertes que las empresas porque si no las financian acaban con ellas. Y eso demuestra que los financistas nacionales e internacionales controlan los países. En esta lucha aparecen los políticos que como no quieren estar detrás del capital, hacen cosas absurdas, como regular todo para espantar las inversiones.
Pues bien, una de las premisas del desarrollo es la planeación estatal para definir claramente si en la economía debe prevalecer el poder político de los más pudientes o la solución de las necesidades sociales de los habitantes del Estado. Y una de las metas que debe alcanzarse es la del pleno empleo o bajar el desempleo y la informalidad al 2 o el 3%. Pero ello debe alcanzarse con metas definidas, acciones concretas y evaluación de indicadores de cumplimiento. Si las cifras finales no se alcanzan los servidores públicos deben ser removidos de sus cargos. El compromiso de los políticos que participan en un gobierno es cumplir las promesas o retirarse de la vida pública. Un instrumento de las políticas de empleo rápido es precisar el urbanismo nacional, definiendo qué clase de ciudades queremos: propietarios de vivienda o arrendadores. Si lo primero es importante adoptar planes y programas en las más importantes ciudades para definir el crecimiento más ordenado posible. Si lo segundo, hay que identificar de dónde saldrán los subsidios para las personas que no tienen capacidad de pago para una vivienda. Otro aspecto importante es la transparencia en la toma de decisiones pues los políticos son débiles ante el soborno. No olvidemos que hay mucha diferencia entre la economía real y la economía financiera, pues esta última es manejada por gestores de activos, que se calcula pueden mover 300 billones de dólares en inversiones y ese poder no lo controla nadie. ¿Podemos crecer al ritmo que sugiere la Organización de Naciones Unidas en los próximos años? ¿Dónde encontraremos personas con el talento gerencial para ser Presidentes de un país en conflicto permanente como el nuestro?
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