QUEREMOS VIVIR EN UN PAIS SIN DOGMATISMOS Y EN PAZ.

No hay ninguna referencia documentada en libros o en las paginas digitales donde se diga de manera abierta que es mejor la guerra que la paz. Y encontré, además, cifras de la barbarie del peor siglo de la historia humana, como fue el periodo comprendido entre los años 1301 y 1400 d.C., cuando hubo tal cantidad de guerras, conflictos, enfermedades y hambrunas que puede considerarse el siglo XIV como el más nefasto para la humanidad. La crisis general hizo peligrar los valores y bases más elementales del mundo conocido. Entre otros acontecimientos están:  una pequeña edad de hielo que acabó con las cosechas y generó hambre y muertes, la peste negra, la guerra de los cien años, la primera guerra civil castellana, la extensión del imperio otomano, la rebelión de Watt Tyler en Inglaterra que sucede en 1381 como un violento levantamiento popular de los campesinos y clases bajas de la sociedad, y las batallas de Kosovo y Nicópolis.

Hemos matado por política, por territorios, por raza, por religión, por el poder, por el dinero, por celos, por odio, por amor, y el que lo hace se justifica ante la historia para no ser condenado. Colombia no ha sido la excepción. Y cuando creíamos que parte del problema estaba resuelto volvemos a los dogmatismos entendidos como “Actitud de la persona que no admite que se discutan sus afirmaciones, opiniones o ideas.” Y esos tales ponen a los demás en un tribunal inquisidor para que sean quemados en la hoguera. Nada más arcaico y atroz si consideramos que el siglo XXI nos ha puesto en los primeros lugares de los descubrimientos más maravillosos y abierto las puertas incluso para explorar otros mundos posibles.

François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, hizo de su vida una lucha por la tolerancia. Sus frases son famosas, por ejemplo: “Es peligroso tener razón cuando el Gobierno está equivocado”. “¿Qué es la tolerancia? Es la consecuencia de ser humanos. Todos estamos formados de fragilidad y error. Perdonemos recíprocamente las locuras. Esa es la primera ley de la naturaleza.” Es importante tener en cuenta que estamos en la era del conocimiento científico y la modernidad. Que tenemos una Constitución garantista, que la fuerza pública está para proteger, que no siempre los actos del servicio están amparados por una norma legal clara toda vez que según el Artículo 3 de la Ley 1407 del 2010 “en ningún caso podrán relacionarse con el servicio los delitos de tortura, genocidio, desaparición forzada, de lesa humanidad o aquellos que atenten contra el Derecho Internacional Humanitario entendidos en los términos definidos en convenios y tratados internacionales ratificados por Colombia, ni las conductas, que sean abiertamente contrarias a la función constitucional de la Fuerza Pública y que por su sola comisión rompan el nexo funcional del agente con el servicio.” Por otra parte la Constitución es norma de normas y con prevalencia sobre otras normas inferiores. Y la única intérprete de la Carta Política es la Corte Constitucional.

La fuerza pública debe ser imparcial, profesional y no dedicada a complacer el capricho o la egolatría de los gobernantes. En todo caso como la paz es un derecho y un deber su tarea también es buscarla. Aconsejar a sus superiores para que no se abuse de la fuerza de las armas. Que debido a lo complejo de su tarea es necesario el estudio constante de la leyes que amparan derechos de los ciudadanos. No puede olvidarse tampoco que la policía es un cuerpo de carácter civil, preventivo, que garantiza el ejercicio de derecho y libertades y la convivencia pacífica; y que las fuerzas militares tienen como finalidad primordial la defensa de la soberanía, la independencia, la integridad del territorio nacional y del orden constitucional. (Arts. 91, 217 y 218 CP). Luego, la agresividad contra el pueblo es inconstitucional y cada actuación debe enmarcarse en el respeto de la dignidad humana. Recordemos todos que a veces quien da una orden no responde pero el que la cumple sí debe responder por su acción u omisión. Conforme a las previsiones constitucionales vigentes el principio de obediencia debida propio de las Fuerzas Militares no puede ser entendido o equiparado a una suerte de principio de obediencia ciega. (Sentencia C-570 de 2019). El costo de la guerra en términos económicos y en vidas humanas ha sido incalculable. Dejemos los dogmatismos y la intolerancia en el pasado y disfrutemos del país en armonía. Ver: (http://www.spanishprisoner.net/2013/05/cual-ha-sido-el-peor-siglo-de-la.html

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