EL PRESIDENTE PUDO HABER EVITADO ESTE DESASTRE

La realidad es que como lo han anotado mucho comentaristas, el Presidente Duque no estaba preparado para gobernar a Colombia. Su escasa formación y experiencia en temas humanísticos y de administración pública evidencia que los próximos mandatarios deben ser seleccionados por procedimientos más exigentes y transparentes, no por imposición de una persona o partido. Los mecanismos para escoger candidatos y la falta de rigor técnico en las evaluaciones que hacen los partidos demuestran que no todo el mundo puede llegar a ese alto escaño de la democracia participativa. Es una expresión común decir que “los líderes no nacen, se hacen”. Y para ello debemos mirar el entorno, porque el mundo de hoy es agitado, dinámico y diverso. Todos somos diferentes. Por eso se rechaza la discriminación por sexo, raza, política, nacionalidad, lengua religión u opiniones. Un escritor expresaba que “gobernar tiene mucho que ver con respetar y trabajar las diferencias, en lugar de sofocarlas en una robotización asfixiante”. Para eso necesitamos personajes cosmopolitas y globales, que desechen el poder de la fuerza, la violencia, la imposición y la tiranía de las armas.

Hasta el momento, el paro nacional le ha costado al país $10,2 billones, lo que equivale a 1,02% del Producto Interno Bruto que para 2020 se ubicó en $1.002 billones y también equivale a 42% del presupuesto de Bogotá que está en $23,9 billones. Se calculan 24 civiles muertos y más de 800 heridos; en la fuerza pública 1 muerto y más de 450 heridos. Todo este resultado es consecuencia de un proyecto inoportuno de reforma tributaria, sobre el cual muchos comentaristas y expertos habíamos anotado que no se debía presentar por las condiciones sociales, económicas y anímicas de los sectores productivos de la Nación. Pero detrás de ese proyecto estaban muchos dolientes oscuros, que deseaban la ampliación del periodo presidencial por 2 años, y además ampliar el periodo de Congresistas, Procurador, Contralor, Defensor, Registrador, y altas Cortes. Y cuando todo le salió al revés al gobierno, retiraron el proyecto de reforma tributaria, el de reforma a la salud y, además, cesaron las presiones a base de “mermelada” para favorecer los intereses particulares de la institucionalidad. Pero el daño estaba hecho.

Ahora se discute si las protestas, las movilizaciones y los bloqueos son o no legales o constitucionales. La Corte ha dicho: “la Constitución de 1991 eliminó la facultad discrecional que tenía la autoridad para definir los casos en los cuales se podía disolver una reunión y, por el contrario, estableció que sólo la ley podrá instituir de manera expresa los límites al ejercicio de este derecho. Desde lo jurídico, este cambio normativo supone la reducción de la discrecionalidad en cabeza de la autoridad y, a su vez, disminuye la toma de decisiones arbitrarias y con abuso del poder en relación con los derechos de reunión y manifestación pública y pacífica”. (C-009/18) … “Este cambio, sin duda influye en el fortalecimiento democrático y constitucional, pues permite que se conozcan las diversas corrientes de pensamiento, ideologías y expresiones que coexisten en la vida nacional; contribuye a disminuir el déficit de representación de muchos sectores de la sociedad colombiana y busca “llamar la atención de las autoridades y de la opinión pública sobre una problemática específica y sobre las necesidades que ciertos sectores, en general minoritarios, para que sean tenidos en cuenta por las autoridades”. (ídem)

La Corte dio plazo para que en determinados casos el derecho del artículo 37 de la Carta se regulen por ley estatutaria, cosa que no ha ocurrido. El legislador, por tanto, debe ser cauteloso en la expedición de ciertas normas, porque también los doctrinantes sostienen que “la opinión pública es una forma de manifestación de la voluntad del pueblo no sometida a formas y procedimientos”. (C. Schmitt. La defensa de la Constitución). Al gobierno le compete, entonces, ser prudente, y usar la fuerza solo en casos excepcionales de acuerdo con la jurisprudencia de la Corte Constitucional. Si el gobierno no hubiera desafiado al pueblo no tendríamos estas reacciones tan violentas. ¿Falta de experiencia o premeditación?

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