COVID19: una pandemia que puede acabar con el auge del capitalismo en el mundo

protest international activist movement protesting against racism and fighting for justice - Demonstrators from different cultures and race protest on street for equal rights

Capital y trabajo son dos elementos del desarrollo humano. La crisis de salud que vive la humanidad así lo demuestra. Sin embargo, los poderes ocultos detrás de las negociaciones de las vacunas han fijado en la mente de la mayoría de los países dos cosas: que no hay transparencia en las negociaciones y que quieren hacer prevalecer el dominio del dinero sobre la vida humana. Por eso esta famosa frase de un sindicalista británico del siglo XIX, Thomas Dunning, que Karl Marx cita en su libro El Capital:

“El capital experimenta horror por la ausencia de ganancia o por una ganancia muy pequeña, como la naturaleza siente horror por el vacío. Si la ganancia es adecuada, el capital se envalentona. Un 10% seguro, y se lo podrá emplear donde quiera; el 20% y se pondrá impulsivo; el 50% y llegará positivamente a la temeridad; por un 100% pisoteará todas las leyes humanas; el 300% y no hay crimen que lo arredre, aunque corra el riesgo del patíbulo. Cuando el tumulto y las riñas suponen ganancias, allí estará el capital encizañándolas”. (citado en https://kaosenlared.net/grandes-corporaciones-farmaceuticas-un-poder-en-la-sombra/)

La gravedad del actual estado de cosas lo llevaría a uno a pensar que deberíamos caminar por los senderos de la caridad, la solidaridad y la justicia social, pero, por el contrario, lo que vemos es la soberbia y la avaricia viajando en Jets de alto perfil, con un rumbo cuyo destino es aprovechar la oportunidad para hacerse más ricos. Más dinero, más lujos y derroche, así resulten sacrificados millones de seres humanos, como en las peores épocas del holocausto. La OMS ha dicho que todos los países deberían aportar al mecanismo COVAX, para proveer vacunas a todos los países del mundo, en igualdad de condiciones, sin limitar el remedio a la existencia o no de un gran capital. Cada ser humano debería tener el derecho a salvar su vida, incluso no contando con dinero suficiente para pagar los costos de una hospitalización por los efectos secundarios de la vacuna, cuyos riesgos aún se desconocen. Las farmacéuticas no quieren dar información sobre procedimientos de entrega, costos, planes de mercadeo, apoyo a los países por contingencias indemnizatorias.etc. Es la regla del “todo lo que se ve es mío y lo que no se ve es en compañía conmigo”.

Hoy rogamos para que las grandes fortunas se apliquen al bienestar de la humanidad y no para aprovechar de manera arrogante la necesidad y el miedo ajeno. Recordemos que el poeta Robert Frost decía: “No hay nada que yo tema más que a la gente asustada”. Y una sociedad atemorizada es capaz de cualquier barbaridad, incluso de aplicar su capacidad de rebelión para terminar de manera abrupta con el capitalismo utilitarista y reemplazarlo por un capitalismo social.

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